Albañiles enfrentan una gran batalla bajo el sol abrasador

Trabajo extenuante agravado por temperaturas superiores a 40 grados Celsius y una sensación térmica de 47 en esta temporada de verano y canícula.

Es mediodía y el sol golpea con fuerza en Piedras Negras; todos buscan desesperadamente refugio bajo la sombra para escapar del intenso calor. Apresurados y sudorosos, los rostros reflejan angustia, mientras un albañil en lo alto de un andamio se seca el sudor de la frente. Observa el bullicio y, resignado, pide más mezcla a su ayudante.

Ese día, la temperatura alcanzó los 43 grados centígrados, con una sensación térmica de 47. Es el vigésimo segundo día consecutivo con el termómetro marcando 40 grados o más, y el séptimo consecutivo debido a una onda anticiclónica o "domo de calor" que se cierne sobre Coahuila.

Obras. "Es trabajo para hombres", dice Jesús Garza, un albañil de 53 años encargado de una obra en un conocido centro comercial. En apenas dos minutos de conversación, resume el sufrimiento de los trabajadores de la construcción: "Es un trabajo duro y mal pagado a veces, pero alguien tiene que hacerlo, y me tocó a mí. No hay tiempo para lamentarse ni enfermarse; tengo que alimentar a mi familia".
Con fe inquebrantable, agrega: "Dios está conmigo y con todos mis compañeros; no nos abandona nunca", dice mientras eleva la mirada al cielo rojizo.

Desaliento. Jesús viste ropa gruesa de manga larga y un sombrero de paja, con rodilleras que lo ayudan a enderezarse y seguir trabajando. Cristiano devoto, acepta un breve descanso para conversar con nuestro reportero, y admite que a veces el sol lo desalienta, pero se motiva pensando en su familia y en Dios.
En la obra, cuatro albañiles siguen concentrados en su labor, uno de ellos se refugia en la sombra junto a una pared. Don Jesús, como encargado, sabe la importancia de la hidratación y llena dos iglús de agua y hielo antes de cada jornada.
Las recomendaciones sugieren beber de 2 a 3 litros de agua diarios, pero en la albañilería se consumen entre 8 y 9 litros para evitar la deshidratación, además de los refrescos de cola que, según él, les proporcionan energía.
Don Jesús concluye la charla y toma su cuchara plana para seguir enjarrando una pared de seis metros de altura. Aunque el calor es sofocante, el grupo no deja de preparar mezcla, armar castillos, acarrear bloques y ladrillos, y realizar otras tareas laboriosas y extenuantes.

Construcciones. El comandante de Protección Civil, Francisco Contreras Obregón, asegura que los trabajadores de la construcción son los más propensos a deshidratación y, en casos severos, a golpes de calor. "Es un trabajo muy difícil porque siempre están expuestos a prolongados rayos del sol. Pero también, conocen los riesgos y se protegen".
Dice que estos trabajadores están bien curtidos, aunque el promedio de atenciones de primeros auxilios entre ellos es mayor que en otros sectores. Elementos de Protección Civil recorren las obras para verificar que haya suficiente agua para la hidratación constante y que se cumplan los períodos de descanso en la sombra, especialmente entre las 2 y las 4 de la tarde, cuando el calor es más intenso.

Salud. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la población ocupada en la albañilería ha crecido a un millón 600 mil personas, de las cuales el 90.9 por ciento trabaja en la informalidad. Es decir, nueve de cada diez albañiles no tienen acceso a instituciones de salud como prestación laboral. 
La edad promedio de estos trabajadores es de 37 años, y 8 de cada 100 tienen entre 14 y 19 años. Su grado promedio de escolaridad es cercano al primero de secundaria, y casi todos son asalariados, con alrededor del 74 por ciento recibiendo un pago no mayor a tres salarios mínimos.
Aunque los riesgos de accidentes son menores a pesar de la dificultad del trabajo, se generan más en temporada de lluvias que bajo temperaturas extremas.

Los trabajadores tienen un día especial para celebrarse. Cada 3 de mayo, Día de la Santa Cruz. Entre cal, arena, varillas, alambres, bultos de cemento, andamios, palas y carretillas, aprovechan para disfrutar de un guiso, tortillas, botanas y refrescos de cola, tan apreciados en su jornada. 
Como parte de los festejos, preparan una cruz de madera adornada con flores que llevan a bendecir para después colocarla en lo alto de los edificios o casas en construcción. 
Cada ladrillo que colocan no solo construye edificios, sino que también levanta los sueños de quienes dependen de su esfuerzo.

 

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