Los continuos ataques israelíes contra el sur del Líbano provocaron varios heridos.
El grupo chií libanés Hezbolá reivindicó este sábado ocho ataques contra Israel, que bombardeó varios puntos en el sur del Líbano en una nueva jornada de fuego cruzado en la que aviones militares israelíes volvieron a romper la barrera del sonido en varias zonas del país mediterráneo, incluida la capital, Beirut.
En una serie de comunicados, Hezbolá reivindicó un ataque contra el equipo de espionaje en el sitio de Ramia con "un bombardero que provocó su destrucción", al que le siguieron tres operaciones más: una con proyectiles de artillería contra el emplazamiento de Al Malikiyah; otra con cohetes contra una formación israelí en Tal Shaar, y una tercera contra un objetivo en Maskaf Aam.
El grupo libanés afirmó haber bombardeado con cohetes 'Katyusha' el asentamiento israelí de Eilon "en respuesta a los ataques israelíes contra las aldeas firmes del sur y las casas seguras, específicamente las ciudades de Tayr Harfa y Aita al Shaab".
Además, Hezbolá atacó con cohetes el sitio de Ramtha, en las colinas libanesas ocupadas de Kfar Shuba, y el sitio de Zabadin, en las granjas ocupadas de Shebaa, mientras que lanzó misiles guiados contra la colina de Karantina, donde supuestamente impactaron directamente.
Mientras tanto, los continuos ataques israelíes contra el sur del Líbano provocaron varios heridos, incluido un paramédico, en ataques dirigidos contra varias ciudades del sur, informó la Agencia Nacional de Noticias (ANN) libanesa.
ANN también reportó que varios aviones de guerra israelíes rompieron hoy la barrera del sonido en varias zonas del Líbano, incluida la ciudad de Beirut.
Por otro lado, el grupo chií hizo este sábado un llamamiento para "activar movimientos y protestas" contra Israel por la "horrible masacre" en la escuela Al Tabaín en Ciudad de Gaza, en el norte de la Franja, donde murieron más de 100 personas y decenas resultaron heridas según el grupo islamista palestino Hamás.
Hezbolá todavía no ha lanzado su prometida venganza por el bombardeo israelí que el 30 de julio mató a su máximo comandante, Fuad Shukr, y por el momento se limita a continuar con sus ataques diarios contra el norte del país vecino.