Las terapias de rigor no tendrían que generar desembolso alguno a los dolientes, menos aún si el Estado fuere responsable de esas pérdidas humanas
Saltillo, Coahuila, MÁS. – Se requiere que, por ley, el sector público coadyuve en sobrellevar el duelo de las personas que han perdido familiares a causa de suicidios, desapariciones o accidentes colectivos, como los sucedidos en Pasta de Conchos o El Pinabete.
Una vez reconocidos como un derecho, las terapias de rigor no tendrían que generar desembolso alguno a los dolientes, menos aún si el Estado fuere responsable de esas pérdidas humanas, convino la tanatóloga Marisol Ramos Vargas.
La especialista describió la etapa de extremo sufrimiento que por lo general experimenta quien enfrenta el fallecimiento de un ser querido:
“Cuando una persona está viviendo una pérdida significativa, en este caso por la desaparición de un ser querido y aunque no sea precisamente por muerte física, la angustia y la ansiedad se hacen presentes por un tiempo indefinido”.
“De ahí la importancia –enfatizó– de dar un seguimiento de manera institucional y profesional a los deudos, se hayan localizado a las personas o no”.
Se debe considerar el hecho de que, “en este tipo de duelo, la persona no puede aceptar el dolor de la pérdida procesando la muerte de un familiar, y tampoco tiene la certeza de qué ocurrirá con él”.
«Para familiares y amigos de una persona desaparecida es difícil hablar de lo que ocurre dentro de sí.
“Hay una serie de reacciones psicológicas de dolor, depresión, ansiedad, irritabilidad, sentimientos de culpa, sobre todo cuando no se tiene la certeza de si el familiar falleció o no”.
En vista de todo este proceso tan doloroso, “es de suma importancia dar una atención tanatológica obligatoria”, recalcó.
Lo anterior, “debido a que este tipo de duelo no se resuelve hasta que, por ejemplo, se encuentre a la persona extraviada, de otra manera dejamos a los deudos desprotegidos en diferentes áreas: física, emocional, social y espiritual”.
“Siendo un tema –enfatizó– tan complicado para la familia, es importante que los familiares tengan un acompañamiento tanatológico durante el proceso”.
La especialista explicó que los impactos psicológicos, sociales y económicos que ha dejado el conflicto, sin duda han traído consecuencias personales, familiares y colectivas, como es el caso de la desaparición.
“No solamente es un hecho traumático para las personas afectadas, sino que genera un gran dolor a sus familiares y seres queridos, viviendo en un limbo al desconocer el paradero, las circunstancias de sus familiares desaparecidos».
“Son duelos irresueltos, con problemas emocionales y psicológicos profundos que afectan los proyectos de vida de las personas y sus familias”.
También dañan los vínculos humanos, las relaciones comunitarias y sociales, “no sólo en un corto y mediano plazo, en muchas ocasiones pasan décadas buscando el saber la verdad y justicia para su familia”, externó la tanatóloga.
“Es por esto que se requiere revisar las leyes para poder dar un apoyo tanatológico tras una pérdida o durante una desaparición, y posterior a esta”, propuso.
“Debido a estas situaciones –apuntó–, la familia no está bien y, por ende, la sociedad también se ve fracturada”.
“Atender a estas personas en tales momentos, disponiendo de tanatólogos de planta con la preparación requerida, es de vital importancia”, concluyó.