Un estudio reciente revela que moverse por la casa o la oficina no es suficiente para prevenir un accidente cerebrovascular (ACV). Las personas deben realizar actividades físicas más intensas, como hacer ejercicio en su tiempo libre o ir en bicicleta o caminando al trabajo, para reducir su riesgo de ACV.
El Dr. Adam Viktorisson, investigador de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo en Suecia, destacó que "la actividad física durante el tiempo libre y como medio de transporte está ganando importancia a medida que los trabajos y las actividades domésticas se vuelven más sedentarios".
En el estudio, se analizaron datos de salud de más de 3,600 personas en Suecia durante aproximadamente dos décadas. Los resultados mostraron que un alto nivel de actividad física en el tiempo libre se asociaba con un 66% menos de riesgo de muerte por ACV o de sufrir un ACV debilitante. Además, quienes realizaban ejercicio de intensidad moderada regularmente tenían un 46% menos de riesgo, mientras que el ejercicio de alta intensidad reducía el riesgo en un 53%. Actividades como correr, nadar o andar en bicicleta rápido eran particularmente efectivas.
Los resultados también indicaron que las personas que iban al trabajo en bicicleta o a pie tenían un 31% menos de riesgo de ACV. Sin embargo, la actividad física realizada en el hogar o en el entorno laboral no mostró una reducción del riesgo de ACV.
Viktorisson explicó que "la forma y el momento en que se realiza la actividad física parecen ser cruciales para obtener beneficios para la salud". Los trabajos físicamente exigentes, a pesar de ser activos, a menudo se asocian con estrés y condiciones de vida más difíciles, lo que podría contrarrestar los beneficios de la actividad física.