La Entrevista con Artemio Tamez Garza

Un arte que se resiste a desaparecer por su fineza

Ser talabartero es un arte más que un oficio. Es un artesano que curte y trabaja el cuero creando con sus manos una serie de piezas excepcionales de exquisita belleza, únicas porque se trabaja de forma manual y por lo tanto muy solicitadas por la gente. Lamentablemente, cada vez tiende a desaparecer y son menos las personas que gustan de esta arte. En Piedras Negras platicamos con uno de los últimos talabarteros, don Artemio Tamez Garza, quién tiene su taller sobre la calle Hidalgo y con 58 años de experiencia, de una vida completa.

¿Cómo le nació este trabajo? “Lo heredamos de mi abuelo, Ignacio Tamez Garza de Nuevo León. Él era bueno, nosotros seguimos intentándolo, pero lo hacemos con mucho gusto porque de este trabajo salió para todo. “La talabartería es amplia, se pueden hacer muchas cosas, quizá por eso llevamos 58 años trabajando el cuero sin aburrirnos. Pero, sí es toda una vida”. Don Artemio es uno de 8 hermanos, pero solo a él le nació el gusto por este arte. Su taller ha tenido solo dos ubicaciones: la primera en calle Zaragoza y desde hace más de 40 años en la calle Hidalgo que va al Puente Internacional Uno.

¿Qué elabora, qué materiales usa? “Te digo que la talabartería es amplia y puedes hacer muchas cosas o cosas que te pide la gente, algunas personalizadas o de una idea que le nació y le gustó.
“Generalmente se utiliza la vaqueta o cuero, pero se han trabajos con la gamusa o en piel, con productos que van desde cintos, chaparreras, el equipo de cabalgadura (monturas, aperos, zamarros, alforjas, rejos y fuestes), maletines, fundas, arcones, tulas y rejos, entre otros; además de fundas para navajas, pistolas, látigos, cubiertos de tarros, portabiblias. Y ahora bolsas para motocicletas para Bikers”.

¿Es la misma clientela? “No es igual ahora hay menos gente interesada en comprar productos de cuero. En aquellos años había más clientela, más encargos, más trabajos personalizados. Pero si ha bajado es por los tiempos actuales como todas las cosas.
“Aun así no puedes quejarte. Antes venía mucha gente de Texas a encargar un producto. Hoy siguen cruzando, pero cada vez son menos, pero aquí estamos al servicio”
La talabartería de don Artemio era tan conocida que, hasta toreros o artistas, que se hospedaban en el Hotel Santos, a un lado suyo, le pedían trabajos personalizados de piel o gamusa.

¿Su taller se acaba con usted? “Quién lo sabe; hasta ahora parece que sí, pero no se pierden las esperanzas; lo que pasa es que a mis hijos les dije que estudiaran, que fueran algo y no me fallaron.
“Lo que sí te digo es que la talabartería te nace no se hace, y quizá se pase de generación en generación, pero necesitas que te guste, que lo sientas porque de otra manera no harás un buen trabajo”.
Don Artemio es papá del abogado, activista político y notario Raúl Tamez Robledo, quién este año contendió por la Presidencia Municipal de Piedras Negras. Y quién fue delegado de la Secretaría del Medio Ambiente y de Recursos Naturales SEMARNAT en Coahuila.
¿Qué productos le encargan más la clientela? “De todo, pero una billetera (cartera), cintos, fundas, portalibros, monturas, y chaparreras de todos colores y tamaños. “Cada pieza que fabricamos es diferente. Ninguna sale igual, porque el trabajo ese manual no de fábrica, así que cada trabajo es único solo el cliente lo tiene. Lo que hace que se valore este tipo de productos y del trabajo que hacemos".

¿Son caros los productos? "Sí y no, depende de lo que pidas y de la cantidad del material que se va a utilizar, que puede ser poco o mucho, pero si es algo que requiere mucho material, pues saldrá más caro". Tras la plática, dimos una vuelta por su taller y observamos artículos finamente elaboradas, algunas grandes otras pequeñas, pero todas con buen gusto o únicas, que seguro gustarán.

 

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