Un estudio dirigido por investigadores del University College London (UCL) sugiere que los análisis de sangre rutinarios podrían acelerar el diagnóstico de cáncer en personas que presentan dolor abdominal o hinchazón.
Publicado en la revista PLOS Medicine, el estudio examinó datos de más de 400,000 personas de 30 años o más en el Reino Unido que consultaron a su médico de cabecera por dolor abdominal, y más de 50,000 por hinchazón. De este grupo, dos tercios se sometieron a análisis de sangre tras su consulta.
Entre los hallazgos clave, la investigación indica que considerar los resultados anormales de estos análisis podría incrementar en un 16% las derivaciones urgentes para casos de cáncer no diagnosticado.
Los análisis de proteínas permiten predecir con mayor precisión el riesgo de cáncer en comparación con métodos tradicionales como las pruebas de colesterol o glucosa en sangre. Entre los 19 análisis evaluados, se identificaron anomalías como anemia, niveles bajos de albúmina y plaquetas elevadas que se correlacionaron con un mayor riesgo de cáncer, especialmente en personas mayores de 60 años.
La doctora Meena Rafiq, autora principal del estudio, resalta la necesidad de herramientas automatizadas para ayudar a los médicos a interpretar los datos de los análisis y mejorar la detección temprana del cáncer. El estudio sugiere que incorporar resultados de análisis de sangre en la evaluación podría optimizar las derivaciones urgentes para tratamiento.
En el Reino Unido, las directrices del Instituto Nacional para la Excelencia en la Salud y la Atención (NICE) establecen que las personas deben ser derivadas urgentemente para pruebas de cáncer si su riesgo supera el 3%. El estudio halló que las personas de 60 años o más con dolor o distensión abdominal tienen un riesgo suficientemente alto para justificar una derivación urgente a un centro de oncología, independientemente de los resultados de los análisis de sangre. Actualmente, en el Reino Unido, a los mayores de 60 años solo se les deriva si presentan síntomas adicionales de cáncer, como pérdida de peso.
El riesgo de cáncer para los hombres de 60 años con dolor abdominal es del 3,1%, aumentando al 8,6% en hombres de 80 años con este síntoma. En mujeres de las mismas edades, el riesgo es del 3,1%, aumentando al 6,1% para las de 80 años.
Los investigadores advierten que la incidencia de cáncer probablemente sea mayor en la muestra del estudio comparado con un grupo más amplio de personas con dolor o hinchazón que no necesariamente consultan al médico ni se someten a análisis de sangre.
En la muestra del estudio del Reino Unido, se encontró que para personas de 30 a 59 años con dolor o distensión abdominal, anomalías como anemia, niveles bajos de albúmina, plaquetas elevadas, ferritina anormal y marcadores inflamatorios elevados predicen fuertemente un riesgo de cáncer no diagnosticado.
Por ejemplo, en mujeres de 50 a 59 años con distensión abdominal, el riesgo de cáncer previo al análisis de sangre aumentó del 1,6% al 10% con ferritina elevada, al 9% con albúmina baja, al 8% con plaquetas elevadas, al 6% con marcadores inflamatorios elevados y al 4% con anemia.
La doctora Rafiq añade que muchas personas con cáncer aún no detectado visitan al médico con síntomas vagos, difíciles de diagnosticar. Los análisis de sangre comunes podrían ayudar a identificar a los pacientes con mayor probabilidad de cáncer subyacente y priorizar su derivación. El estudio también revela qué tipos de cáncer son más comunes en estos síntomas y cómo varían según la edad y el sexo. El cáncer de intestino fue el más frecuente, seguido por el cáncer de próstata y páncreas en hombres, y el cáncer de mama y ovario en mujeres.