En los últimos días de julio de 2024, México ha experimentado un alarmante aumento en los casos de COVID-19 debido a la aparición de dos nuevas variantes: KP.2 y KP.3.
Estas variantes, pertenecientes a la familia del Omicrón, se han caracterizado por su alta contagiosidad, lo que ha facilitado su rápida propagación en la población.
Las variantes KP.2 y KP.3 del virus SARS-CoV-2 presentan una serie de síntomas que, si bien son similares a los de un resfriado común, incluyen malestares gastrointestinales adicionales, lo que las diferencia de otras variantes previas.
Entre los síntomas más frecuentes se encuentran:
Tos persistente y seca: Este es uno de los síntomas más comunes y preocupantes, ya que puede prolongarse por varios días.
Fiebre elevada: Un aumento significativo en la temperatura corporal que puede superar los 38°C.
Fatiga: Un cansancio extremo que dificulta la realización de actividades diarias.
Dificultad respiratoria: Sensación de falta de aire o dificultad para respirar, lo cual puede ser grave en algunos casos.
Congestión nasal: Bloqueo o goteo nasal que puede ir acompañado de estornudos frecuentes.
Dolor de cabeza: Cefaleas que pueden variar en intensidad y durar varios días.
Dolor muscular y de garganta: Dolores generalizados en el cuerpo y molestias en la garganta.
Síntomas gastrointestinales: Diarrea, vómito y náuseas son comunes en estas variantes, lo que no se veía tan frecuentemente en variantes anteriores.
Pérdida del gusto y el olfato: Una característica distintiva del COVID-19 que continúa presente en estas nuevas variantes.
Importancia de la Detección Temprana
Ante la presencia de cualquier síntoma asociado a las variantes KP.2 y KP.3, es crucial acudir a un especialista de la salud para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuados. La identificación temprana de la enfermedad puede prevenir complicaciones y reducir la transmisión del virus.