Lo más impresionante fue que recorrió los poco más de 42 kilómetros descalzo. Al no acomodarse con los cinco pares de tenis de la marca Adidas que había a su disposición.
La invasión de Italia a Etiopía en 1935, liderada por el dictador Benito Mussolini, provocó a que la familia de Bikila se fuera un tiempo de su país. Y al regresar ingresó al ejército donde fue descubierto por el entrenador sueco Onni Nirskanen. Ahí empezó su camino para la eternidad.
Con la mirada puesta en los Juegos Olímpicos de Roma 1960. En un principio no formó parte de la selección de Etiopía que participaría en la competencia, fue hasta la lesión de uno de los seleccionados que se le abrió la puerta con la historia.
El destina estaba escrito. Abebe Bikila se quedó con la medalla de oro al recorrer el maratón por las calles de Roma en un tiempo de dos horas, 15 minutos y 16 segundos.
Lo más impresionante fue que recorrió los poco más de 42 kilómetros descalzo. Al no acomodarse con los cinco pares de tenis de la marca Adidas que había a su disposición.
La imagen fue impresionante al verlo cruzar la meta con su dorsal #11, descalzo y con lágrimas en los ojos al convertirse en el primer atleta africano en ganar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos.
Cuatro años después, repitió como el campeón olímpico en el maratón en Tokio 1964. La hazaña se repitió una vez más, ya que apenas seis semanas antes había sido operado de apendicitis. De igual forma implantó un récord mundial y olímpico con un tiempo de dos horas, 12 minutos y 11 segundos. En esta ocasión ya recorrió los 42 km con tenis.