Tras una complicada cirugía, médicos peruanos lograron extraer una bola de pelos enorme del estómago de una joven de 23 años de edad; el tamaño era tal que la mujer ya no podía comer debido a que los cabellos obstruían el sistema digestivo.
La intervención quirúrgica para retirar el bezoar fue realizada por médicos del Hospital Verdi Cevallos en Portoviejo, Ecuador, situado en la zona tropical de Ecuador, comunicó la noticia a través de su cuenta en la red social X, detallando que se trataba de un bezoar de enormes proporciones.
Los bezoares son masas compuestas de material extraño ingerido, en este caso, cabello, que se acumulan en el tracto digestivo. Esta bola de cabello medía al menos 40 cm de alto, pesaba 2 libras y tenía un volumen de 896 ml, habiéndose alojado y crecido en el estómago de la paciente durante los últimos dos años.
La joven había experimentado intenso dolor, vómitos y una dificultad extrema para ingerir tanto alimentos sólidos como líquidos. Estos síntomas la llevaron a buscar ayuda médica.
Según el Dr. Pedro Lovato, especialista en cirugía general y líder del equipo quirúrgico, "era una masa que ocupaba toda la cavidad gástrica, pudiendo incluso identificarse al tacto desde el exterior". La paciente presentaba una alteración psicoemocional, lo que complicó el diagnóstico inicial. Fue a través de una videoendoscopia realizada por el Servicio de Gastroenterología que se pudo obtener el diagnóstico definitivo.
Debido a la gran obstrucción que alcanzaba también la primera porción del intestino, la paciente había perdido una cantidad significativa de peso, al punto de no poder ingerir alimentos.
La intervención quirúrgica, que duró 45 minutos, contó con la participación de dos cirujanos generales, un posgradista de cirugía, una anestesióloga, una enfermera circulante IRM y un instrumentista. "Además de salvarle la vida, la cirugía también evitó otras lesiones graves de estómago", destacó el Dr. Lovato.
Los bezoares, aunque raros, son un desafío médico significativo. Pueden formarse a partir de la ingestión repetida de materiales no digestibles, como cabello, fibra o materiales vegetales.
En este caso, el componente psicológico fue crucial, ya que la paciente presentaba una afección conocida como tricofagia, donde existe una compulsión por comer cabello, a menudo asociada a la tricotilomanía, un trastorno de arrancarse el cabello.