"Yo siempre he dicho que si yo tuviera un superpoder sería volar".
Erick Portillo llegó al atletismo gracias a su estatura. Ahora mide más de 1.90 metros, pero en realidad desde siempre fue alto, el más alto de toda la escuela, el único capaz de colgarse de las ramas más altas de los árboles. Esa condición lo llevó a concebir la altura como un destino, aunque más tarde sería la sensación de volar la que lo impulsaría a buscar el sueño olímpico, el cual cumplirá en París 2024, en la retadora prueba de salto de altura.
“Yo siempre he dicho que si yo tuviera un superpoder sería volar. Me gusta mucho esa sensación de que cuando salto, literalmente, siento que estoy volando. Siento que estoy desafiando las leyes de la gravedad. Yo paso una altura y mucha gente lo ve como inalcanzable. Pero para mí no. Yo puedo saltar eso. Mi cuerpo está hecho para saltar eso”.