Hepatitis es la segunda causa de muerte por una enfermedad infecciosa a nivel mundial

La hepatitis, una enfermedad a menudo subestimada, constituye la segunda causa de muerte por enfermedad infecciosa a nivel global, con más de un millón de defunciones anuales según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

A pesar de los esfuerzos internacionales por reducir su incidencia, la hepatitis sigue representando una importante amenaza para la salud pública, afectando a millones de personas en todo el mundo.

Existen varios tipos de virus de hepatitis: A, B, C, D y E. Cada uno de estos virus puede causar infección e inflamación del hígado, provocando enfermedades hepáticas potencialmente mortales. Especialmente preocupantes son la hepatitis B y C, debido a su capacidad para causar cirrosis hepática y cáncer de hígado. Por otro lado, la hepatitis A y E, aunque generalmente menos graves, pueden llevar a insuficiencia hepática en casos severos.

La hepatitis A es particularmente común en países de bajos ingresos, donde el acceso limitado a agua potable contribuye a su propagación a través de agua y alimentos contaminados. La OMS enfatiza la importancia de la vacunación para prevenir casos graves de hepatitis A, que pueden desencadenar insuficiencia hepática.

Los virus de hepatitis B, C y D se transmiten principalmente a través del contacto con sangre, semen y otros fluidos corporales. Estos tipos de hepatitis pueden ser asintomáticos durante años, permitiendo que el daño hepático avance sin ser detectado. La hepatitis B y C son las principales causas de cirrosis y cáncer hepático, y la coinfección con hepatitis D puede complicar aún más estas condiciones.

La ictericia, una coloración amarillenta de la piel y los ojos, es uno de los signos distintivos de la hepatitis. Otros síntomas comunes incluyen debilidad, náuseas, vómitos, fiebre y dolor abdominal. Estos síntomas varían en intensidad y a menudo se confunden con otras enfermedades, lo que dificulta el diagnóstico precoz de la hepatitis.

Afortunadamente, existen vacunas efectivas para la hepatitis A, B, D y E, que han demostrado reducir significativamente la incidencia de estas enfermedades. Sin embargo, aún no hay una vacuna disponible para la hepatitis C, lo que subraya la necesidad de medidas preventivas adicionales, como el control de la sangre donada y la promoción de prácticas de inyección seguras.

Cada 28 de julio, en el Día Mundial contra la Hepatitis, la OMS insta a los países a intensificar sus esfuerzos para combatir esta enfermedad mediante la educación pública sobre las vías de transmisión y la importancia de la vacunación. Estas acciones son fundamentales para reducir la propagación de la hepatitis y mejorar la salud pública a nivel global.

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