Diversos cárteles se dieron cuenta de la vulnerabilidad que viven los trabajadores que buscan una mejor vida en el extranjero y usan diferentes esquemas para sacar provecho.
Miles de albañiles, carpinteros, jardineros, soldadores y otros trabajadores de primera línea buscan empleo en Estados Unidos y Canadá; sin embargo, son vistos como un botín por los cárteles de la droga, que ya toman control de ese trabajo migrante en Norteamérica, con el fin de diversificar sus actividades ilícitas. El narco se dio cuenta de que es fácil abusar con impunidad.
De acuerdo con sindicatos, activistas y autoridades de Canadá, Estados Unidos y México, las cuales han denunciado por décadas las violaciones de los derechos laborales, el crimen organizado tomó notas del ninguneo a las víctimas y fue tras el negocio millonario.
Piden cuotas ilegales de entre 7 mil y 25 mil pesos por el reclutamiento o por ofrecer trabajos inexistentes; que no pasa nada si cobran por transportar a los aspirantes a sus sitios de trabajo, aunque esté prohibido; que montar falsas entrevistas laborales es sencillo y que pueden llevar de aquí para allá a narcos, amén de las personas víctimas de trata.
Entre 2015 y 2020, la organización civil estadunidense Polaris identificó a más de 10 mil potenciales víctimas de trata relacionadas con México, que laboraban en diversas industrias en Estados Unidos. También el Sindicato de Alimentos y Comercio de Canadá (UFCW, por sus siglas en inglés) denunció entre 2017 y 2018 a una red de trabajo sexual y explotación laboral alimentada con engaños a través del Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales México-Canadá (PTAT).