Dicen que se irán a la tumba sin recibir un solo peso, pese a las décadas de trabajo que entregaron y sufriendo hambre por no tener con qué comprar despensa.
Bajo el lema "con una cruz porque es como vamos a terminar muertos en la tumba" y "seguimos teniendo hambre, pero hambre de justicia" es como de nueva a cuenta jubilados del Instituto Mexicano del Seguro Social se manifestaron en la Subdelegación para exigir pensiones dignas al Instituto Mexicano del Seguro Social mientras cargaban una cruz en su espalda.
Actualmente, reciben lo equivalente al salario mínimo, pero con tarifas de 20 años atrás lo que no les permite ni siquiera vivir dignamente con los dos mil o tres mil pesos que reciben, es por eso que en esta ocasión decidieron protestar de manera única y cruda, afirmando que se van a ir a la tumba sin recibir un solo peso por el cual trabajaron toda su vida.
Falsas promesas. El día primero de julio esperaban recibir un aumento luego de que el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador firmara un decreto de Fondo de Pensiones para el Bienestar igual al pago del 100% del último salario digno al pensionarse; sin embargo, Raymundo Romo García, comisionado del grupo de jubilados, dijo que tenían la esperanza de ser parte de esos beneficiarios con los sueldos actuales, pero no fue así y recordó como sus patrones y autoridades del IMSS estuvieron presuntamente coludidos para firmar que su pago era mínimo cuando no era así.
Cansados de no ser escuchados por la Federación ni el delegado estatal del IMSS José Ibáñez de la Rosa es que un promedio de 200 jubilados acudirá a la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo para que tomen sus demandas y las incorporen al Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral para seguir el procedimiento legal de una denuncia, informó Raymundo Romo García.
El movimiento está conformado por abuelitos de hasta 80 años cansados y tristes de tener que subsistir con tres mil o máximo cinco mil pesos. Su único deseo es que a pesar de su edad sean escuchados para vivir su vejez sin preocupaciones y sobre todo sin hambre.