Cuando se trata de terapias a pequeños los padres de familia suelen verse inquietos al considerar que es lento el avance de su hijo requiriendo la constancia.
Tal vez, en muchas ocasiones, quienes acuden a terapias físicas pueden sentir la desesperación por no experimentar los avances esperados en corto tiempo.
Sin embargo, una de las cuestiones que deben tener muy en cuenta, principalmente los padres de familia cuando se trata de menores, es que el procedimiento requiere de un proceso largo.
Captan. Los niños, en muchos casos, tienen su mente conectada con otras situaciones acordes a su edad y no captan por lo que atraviesan, dado que viven en su mundo de fantasía, lo cual es completamente normal.
Mantener la esperanza. El reconocido terapeuta Pedro Vargas detalló que, en este tipo de situaciones, se trabaja con los padres de familia para hacerles entender que es muy importante mantener la tranquilidad, la esperanza y la perseverancia. Estos aspectos son fundamentales en este proceso por el que están atravesando. Es esencial ser siempre optimistas y tener la convicción de que las cosas mejorarán. Si los padres no pueden mantener un pensamiento positivo, será complicado que el menor pueda salir adelante por sí solo.
Se requiere mucho del apoyo de ambos padres para brindar fortaleza al pequeño. El amor lo cura todo
El especialista indicó que es muy importante el movimiento para el desarrollo del menor, con actividades como correr, bailar y muchas otras. Además, la estimulación a través de un abrazo o una palabra de aliento es vital para que el menor sienta el afecto de la familia. Resaltó que el amor es lo que sana, y señaló que es muy triste que, en ocasiones, se tenga que recurrir a un perro para sentir cariño. Conocemos casos de personas que, por alguna circunstancia de la vida, se encuentran solas y, ya en edad adulta, efectivamente tienen que recurrir a la adopción de mascotas para sentirse acompañadas. Todo el cariño que podrían expresar a alguien más lo transmiten al animalito, que en muchas ocasiones suele ser muy agradecido, tener un corazón noble y no separarse.