Es cierto que no se podrán calzar las zapatillas para correr o portar el gorro de agua para competir en alguna disciplina acuática y ni siquiera rozarán el metal, pero las sabrosas e icónicas anchoas de Cantabria estarán presentes en los Juegos Olímpicos de París.
Y es que, este manjar del Cantábrico, tratado artesanalmente por Conservas Catalina de Santoña, será degustado por autoridades, deportistas y visitantes tras convertirse en el proveedor oficial del producto dentro de la casa que el Comité Olímpico Español asentará en tierras galas.
“Estamos muy contentos y orgullosos”, admite a EFE el gerente de la empresa, Adolfo Belaustegui, quien reconoce que lo que no pudo conseguir en su periplo deportivo como remero, sí lo va a lograr con su negocio: acudir a unos Juegos Olímpicos.
Hasta allí se acercarán sus anchoas de máxima calidad, elaboradas pacientemente a mano y con un mínimo de doce meses de maduración, como marcan los cánones y el sello de identidad. También se vestirán de gala sus gildas, un bocado que combina el producto estrella con aceitunas y pimientos.
“Los representantes institucionales y deportistas que consigan medalla o diploma olímpico tendrán la posibilidad de probar nuestras anchoas”, afirma con entusiasmo Belaustegui, quien desvela que ya el rey Felipe VI tuvo la ocasión de disfrutar de esta delicia del mar durante una cena celebrada en Santander.
Especial ilusión
No oculta que le haría especial ilusión que la degustase algún miembro del equipo español de remo y, en especial, la cántabra Virginia Díaz, que en sus segundos Juegos competirá en la categoría skiff individual.
Ese guiño se debe a que, el gerente de Conservas Catalina ha sido, prácticamente toda su vida, un amante del remo y ha disputado pruebas a nivel nacional e internacional.
De hecho, asistirá con su hijo a competiciones de esta disciplina en los Juegos. Y, ¿cómo no? Aprovechará su estancia en la capital francesa para husmear si sus anchoas están consiguiendo el éxito deseado entre el público.
Pese a que se llevaba gestando desde hace tres años, el acuerdo de patrocinio entre el Comité Olímpico Español (COE) y Conservas Catalina se firmó hace poco más de 15 días en presencia del presidente, Alejandro Blanco.
Él, desliza Belaustegui, se mostró “muy contento” al colaborar con empresas “pequeñas, artesanales y familiares” que están comprometidas con la “excelencia” a través de la elaboración de productos de “calidad”.
De hecho, aunque el acuerdo se limita a la cita de París, a ambos le gustaría que se extendiera en el tiempo. “A ver si se puede”, añade el gerente de la conservera.
Elaboración artesanal
Conservas Catalina cumple este año sus bodas de plata al servicio de la elaboración artesanal y del compromiso con la máxima calidad en sus productos, entre los que se encuentra, además de la anchoa, el bonito.
La empresa nació por el empeño de su suegro, mayorista de pescado, de querer diversificar el negocio con una pequeña conservera que apenas alcanzaba los cuatro trabajadores en sus comienzos.
Ahora suma una plantilla de 28 personas, en su mayoría mujeres, que se dedican a trabajar como antaño, es decir, “cuidando mucho el pescado y los tiempos de maduración, elaboración, limpieza, textura, sabor o aroma”, remarca el gerente.
En su opinión, la medalla de oro ya la ganaron este año cuando obtuvieron, por tercera vez en su historia, el premio a la mejor anchoa en la Feria de la Conserva de Cantabria.
“Aquí compites con un producto exactamente como el tuyo, que es la anchoa”, subraya Belaustegui, pero, eso sí, ahora avanzarán un poco más en su historia para comerse los Juegos Olímpicos de París 2024.