El presidente argentino, Javier Milei, ha optado por desairar la cumbre semestral de Mercosur en Asunción y en su lugar participará en un foro conservador este fin de semana en Brasil.
Este movimiento ha generado críticas y cuestionamientos sobre su enfoque en la política exterior y sus prioridades como líder nacional. Desde que asumió el cargo en diciembre, Milei ha realizado ocho viajes internacionales, principalmente a Estados Unidos y Europa, donde ha participado en eventos religiosos y políticos de la ultraderecha, recibiendo reconocimientos pero también críticas por la percepción de que estos encuentros son más personales que diplomáticos.
Su ausencia en la cumbre de Mercosur contrasta con su activa participación en eventos conservadores, incluso coincidiendo con figuras como Jair Bolsonaro en Brasil. Esto ha levantado preocupaciones sobre el impacto político y económico de su estrategia exterior, especialmente en las relaciones con países clave como Brasil y España.
Analistas como Alejandro Frenkel de la UNSAM señalan que mientras Milei critica el socialismo y aboga por un cambio radical en Argentina, sus acciones en el ámbito internacional podrían no estar alineadas con los intereses estratégicos del país. Además, su enfoque en confrontaciones personales, como las recientes con Lula Da Silva, podrían complicar aún más las relaciones regionales.
En resumen, la política exterior de Milei parece estar marcada por una orientación hacia la ultraderecha global y una retórica anti-establishment, lo cual ha generado tanto apoyo ferviente como críticas agudas dentro y fuera de Argentina.