Con una ventaja de 36 segundos sobre Vingegaard, Pogacar se posiciona como el rival a vencer.
El Galibier fue el mejor aliado para que Tadej Pogacar volviera a ponerse el maillot amarillo que lo acredita como líder del Tour de Francia. El esloveno aprovechó la montaña para dejar en el camino a su principal rival Jonas Vingegaard y hacer una escapada que lo dejó como el rival a vencer tras cuatro etapas de La Grande Boucle.
Pogacar esperó el momento adecuado para lanzar su ataque. De hecho, dejó atrás a sus compañeros de UAE, por lo que la recta final tuvo que lidiarla en solitario.
Para nada fue problema, porque el esloveno mostró que Jonas Vingegaard todavía no está en las mejores condiciones, a pesar de su gran trabajo para regresar cuanto antes de la fractura en la clavícula que sufrió en la Vuelta al País Vasco.
La victoria de Pogacar además queda marcada en una etapa en la que ya se esperaba que fuera una de las mejores batallas entre los favoritos para coronarse. Al final terminó en la punta del pelotón con total tranquilidad y una ventaja de 36 segundos sobre Vingegaard.