"El alma va a sanar cuando se sienta amada".
Hablar del profesor Pedro Vargas es referirse a una de las personas más queridas en la ciudad, ya que de manera incondicional ha apoyado a muchas personas a salir adelante de sus problemáticas, dando origen al programa "Abrazando la Vida", mediante el cual la comunidad puede acercarse a compartir sus experiencias para recibir palabras de aliento.
¿Cómo nace el trabajo que usted realiza en favor de la comunidad?
"Soy Maestro de Educación Especial jubilado. Actualmente, me dedico a brindar terapia a personas que están atravesando duelos o están cerca de morir. Además de mi profesión, estudio Tanatología y he logrado ayudar a muchas personas. El cómo nació esto son valores que traemos desde nuestras familias. Desde que era niño viví esto con mis padres y abuelos. Vecinas venían a pedir desde manteca hasta medicinas; entraba y salía mucha gente. También aprendí mucho de mi papá y lo traigo en la sangre. Aprendes que hay que ayudar a la gente; te das cuenta de que hay personas más necesitadas que uno mismo. A veces uno no tiene lo suficiente, pero puede ayudar, y eso es más que suficiente para hacer algo por los demás. Eso es lo más importante: es parte de mi personalidad poner los ojos en la vida y en quienes lo necesitan, sin esperar nada a cambio. A veces te pagan, a veces no te pagan, pero no pasa nada. Dios te paga de muchas maneras, no necesariamente con dinero. Te da muchas bendiciones, y eso es mucho más importante que una remuneración. Además de la satisfacción de saber que estás haciendo las cosas bien por la comunidad, por quienes lo requieren, por quienes atraviesan un momento difícil. Para eso estamos: para brindar a la sociedad y a quienes lo requieran un momento de tranquilidad y paz".
¿Cómo nace el exitoso programa "Abrazando la Vida" que ha crecido tanto?
"Eso surgió debido a los tiempos en los que hubo muchas desapariciones, hace casi unos 15 años. A raíz de eso, muchas familias quedaron con dolor, rabia y miedo. Nos reunimos dos o tres amigos que son terapeutas y psicólogos, y comenzamos a preguntarnos qué podíamos hacer. Fue algo nuevo en la región; distintas iglesias abrieron sus puertas y nos recibió el señor Obispo. En ese momento comenzó un sueño llamado "Abrazando la Vida", y nos dio mucho gusto porque nos sentíamos cobijados y arropados. Sin embargo, mencionó que debíamos acudir a donde está la gente, y comenzamos a salir a las colonias, los barrios e incluso a otros municipios como Acuña. Posteriormente, se nos dio la oportunidad de incursionar en los medios de comunicación, donde estuvimos siete años, expresando la misma filosofía: aprender a ver la vida y poner los ojos en lo que tenemos y en lo que somos. Los valores familiares son la base de "Abrazando la Familia": papá, mamá, abuelos, hermanos, unión, valores y respeto".
¿Qué representa para usted que la gente se exprese de una manera tan afectuosa?
"Pues es el servicio porque no estoy metido en alguna otra cosa. También me sorprende, pues en mis redes sociales tengo un montón de seguidores, y pienso que no les doy nada. Pero veo dónde está la necesidad y apoyo. Hay un valor que me caracteriza, porque "Abrazando la Vida" no soy solo yo; hay un grupo de personas que me apoyan y están detrás de mí, incluyendo psicólogos, maestras y doctoras, que nos ayudan. Además, hay muchos voluntarios que llegaron con nosotros, aprendieron la terapia, descubrieron la vida y ahora están ayudando desde sus trincheras. No tienen que estar conmigo todo el tiempo; a veces me verán solo, pero no estoy solo.
Llevamos 15 años, hemos realizado libros y cortometrajes, y aún falta la película. Es el trabajo de la gente. Vemos el dolor, pero pensamos que ese dolor debe transmitirse en amor, pero tenemos que ir a que alguien nos escuche que no se burle de lo que le voy a contar cuando le habrá mi corazón".