¿Eres de las personas que les gusta darse una ducha fría después de entrenar? Aunque es una práctica popular, varios estudios especializados en salud y ejercicio han encontrado que tomar un baño frío después de un entrenamiento intenso puede tener sus pros y sus contras.
Veamos por qué sí y por qué no es bueno bañarse con agua fría después de hacer ejercicio, y la manera adecuada de utilizar la temperatura baja para obtener mejores resultados físicos y mentales.
Relajación Mental: Favorece la relajación mental y desarrolla la capacidad de resistencia y tolerancia a la incomodidad, lo que puede ayudarte a manejar mejor el estrés y las situaciones complicadas.
Mejora del Sueño: Si haces ejercicio por la noche, ducharte con agua fría antes de dormir puede ayudarte a disfrutar de un mejor descanso, ya que ayuda a bajar la temperatura corporal, preparando al cuerpo para entrar en la fase de sueño profundo.
Beneficios para la Piel: Ayuda a cerrar los poros abiertos por la transpiración, evitando la acumulación de toxinas que pueden causar imperfecciones en la piel.
Al seguir estas recomendaciones, podrás aprovechar los beneficios de bañarte con agua fría después de hacer ejercicio mientras evitas las posibles contraindicaciones para tu salud muscular y general: Espera de 10 a 20 minutos después de hacer ejercicio para estirar los músculos y nivelar tu temperatura corporal de manera natural. Comienza la ducha con agua tibia y ve bajando gradualmente la temperatura hasta llegar al agua fría al final de tu rutina de higiene. Concentra el agua fría en los músculos que trabajaste durante el entrenamiento.
Al seguir estas recomendaciones, podrás aprovechar los beneficios de bañarte con agua fría después de hacer ejercicio mientras evitas las posibles contraindicaciones para tu salud muscular y general.