En este género también se encuentran películas que pueden enternecer hasta al corazón más duro. Para muchos, la cinta de ciencia ficción más bella en la historia del cine es una joya de Pixar que subraya la belleza de la vida y hace conciencia sobre el caos provocado por el consumismo desmedido.
La película más tierna de ciencia ficción es WALL-E, un homenaje al cine mudo con personajes que apenas emiten un par de sonidos. Mezcla una distopía con una historia de amor, resultando en una película de animación única. WALL-E deja claro las consecuencias del consumo desenfrenado de los seres humanos motivado por el egoísmo y lo que podría suceder cuando se pierde el sentido de comunidad.
WALL-E se ubica en un futuro lejano donde la Tierra ha sido devastada y es un lugar sombrío lleno de basura y desechos. Ante la imposibilidad de vivir en la Tierra, los humanos se vieron obligados a partir al espacio exterior en enormes naves. El único ser aparente en el planeta es WALL-E, un pequeño robot cuyo propósito es limpiar el desastre que han dejado los humanos. WALL-E pasa sus días trabajando y coleccionando objetos, todo en compañía de una cucaracha.
Un día, su rutina se ve alterada por la llegada de una nave espacial que trae a EVE, una robot enviada al planeta para analizar si la vida aún es posible. Pese a ser un robot, WALL-E se enamora de ella y comienzan una increíble relación que le da un nuevo sentido a su existencia. Decidido a no perder a su nueva compañera, WALL-E sigue a EVE hasta la nave, desencadenando una serie de acontecimientos que podría devolver a la humanidad a un camino más saludable.