El agua, ese líquido esencial para la vida, compone entre el 50% y el 70% de nuestro peso corporal, participando activamente en miles de funciones vitales. Si bien la recomendación generalizada es beber 2 litros diarios, la cantidad exacta varía según diversos factores, siendo el sexo uno de los más importantes.
Si bien beber 2 litros de agua al día es un buen punto de partida para mantener una hidratación adecuada, conocer las necesidades específicas de nuestro cuerpo nos permite optimizar este hábito y potenciar sus beneficios.
Según las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de los Estados Unidos, la ingesta diaria recomendada de líquidos se establece de la siguiente manera:
Mujeres: 11,5 tazas, equivalentes a 2,7 litros diarios.
Hombres: 15,5 tazas, equivalentes a 3,7 litros diarios.
Es importante destacar que estas cantidades incluyen no solo el agua en sí, sino también los líquidos provenientes de los alimentos, que suelen representar alrededor del 20% de la ingesta diaria.
¿Por qué es tan importante beber agua?
A lo largo del día, las concentraciones de agua en nuestro organismo disminuyen debido a la respiración, la transpiración y la eliminación de desechos orgánicos. Para mantener el equilibrio hídrico y garantizar el correcto funcionamiento corporal, es fundamental reponer estas pérdidas.
Beber agua no solo nos mantiene hidratados, sino que también:
Regula la temperatura corporal: El sudor, mecanismo natural de refrigeración, requiere de agua para su producción.
Transporta nutrientes y oxígeno: El agua actúa como medio de transporte para que estos elementos lleguen a todas las células del cuerpo.
Elimina toxinas: Los riñones filtran los desechos metabólicos del organismo, expulsándolos en forma de orina, proceso que requiere de una adecuada hidratación.
Favorece la digestión: El agua ablanda los alimentos y facilita su paso por el tracto digestivo, además de prevenir el estreñimiento.
Cuida la piel: La hidratación mantiene la piel elástica y tersa, previniendo la aparición de arrugas y sequedad.