El alcohol y la presión amenazan el corazón de los pasajeros de un avión

La combinación de alcohol y la presión en la cabina a una altitud de crucero puede amenazar la salud cardíaca de los pasajeros que duermen en un avión, especialmente en vuelos de larga distancia, según sugiere un estudio publicado en la revista respiratoria 'Thorax'. Los hallazgos del primer estudio de este tipo indican que el consumo de alcohol en estas condiciones reduce significativamente la cantidad de oxígeno en la sangre (SpO2) y aumenta la frecuencia cardíaca durante un período prolongado, incluso en personas jóvenes y sanas.

Los investigadores compararon a un grupo de 23 personas durmiendo en un laboratorio con otro grupo de 17 personas que lo hacía en una cámara de altura, reproduciendo las condiciones que se dan a unos 2.400 metros sobre el nivel del mar. La combinación de consumo de alcohol e hipoxia hipobárica durante la simulación «redujo la calidad del sueño, puso a prueba al sistema cardiovascular y llevó a una hipoxemia prolongada».

 

El estudio muestra que cuanto mayor sea el consumo de alcohol, más pronunciados podrían ser estos efectos, especialmente entre los pasajeros mayores y aquellos con condiciones médicas preexistentes. Los investigadores sugieren que podría ser momento de considerar restringir el acceso al alcohol a bordo en vuelos de larga distancia.

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El alcohol relaja las paredes de los vasos sanguíneos, aumentando la frecuencia cardíaca durante el sueño, un efecto similar al de la hipoxia hipobárica. Los investigadores querían descubrir si la combinación de alcohol y presión en la cabina a altitud de crucero podría tener un efecto aditivo en los pasajeros que duermen.

El estudio asignó aleatoriamente a 48 personas de entre 18 y 40 años a dos grupos. La mitad fueron asignadas a un laboratorio de sueño en condiciones normales de presión del aire (nivel del mar) y la otra mitad a una cámara de altitud que imitaba la presión de la cabina a una altitud de crucero (2438 m sobre el nivel del mar).

Proceso reversible

Doce personas de cada grupo durmieron 4 horas sin haber bebido alcohol, mientras que otras 12 durmieron 4 horas después de haber bebido alcohol durante una noche. El proceso se revirtió tras dos noches de recuperación.

Los participantes bebieron el equivalente a 2 latas de cerveza (5%) o 2 vasos de vino (175 ml, 12%) en vodka puro a las 23:15 horas, y se monitorizaron continuamente su ciclo de sueño, SpO2 y frecuencia cardíaca hasta las 4 de la mañana.

El análisis final incluyó los resultados de 23 personas en el laboratorio de sueño y 17 en la cámara de altitud. Los resultados mostraron que la combinación de alcohol y presión simulada en la cabina a una altitud de crucero provocó una caída en la SpO2 a un promedio de poco más del 85% y un aumento compensatorio en la frecuencia cardíaca a un promedio de casi 88 latidos por minuto durante el sueño.

Comparativamente, aquellos que dormían en la cámara de altitud sin alcohol mostraron una SpO2 de poco más del 88% y una frecuencia cardíaca de poco menos de 73 latidos por minuto. En el laboratorio del sueño, las cifras para aquellos que bebieron alcohol fueron una SpO2 de poco menos del 95% y una frecuencia cardíaca de poco menos de 77 lpm, mientras que los que no bebieron alcohol mostraron una SpO2 de poco menos del 96% y una frecuencia cardíaca de poco menos de 64 lpm.

Los niveles de oxígeno por debajo del umbral clínicamente saludable (90%) duraron 201 minutos con la combinación de alcohol y presión de cabina simulada, en comparación con 173 minutos sin alcohol y 0 minutos en condiciones normales de laboratorio de sueño.

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