Un equipo de investigadoras españolas ha descubierto una posible conexión entre las alteraciones en la flora intestinal y la enfermedad de Parkinson, un hallazgo que abre nuevas puertas para el diagnóstico precoz y el desarrollo de terapias más efectivas.
Se estima que en España hay alrededor de 160,000 personas que padecen Parkinson, mientras que a nivel mundial la cifra supera los 7 millones, según datos de la Federación Española de Parkinson. Esta enfermedad neurodegenerativa, que se caracteriza por la pérdida progresiva de neuronas en el cerebro, representa uno de los mayores desafíos para la medicina moderna.
El estudio, publicado en la revista Nature Communications, ha identificado la presencia de amiloides bacterianos en la microbiota intestinal de pacientes con Parkinson. Estos amiloides, similares a los que se acumulan en el cerebro de los enfermos, podrían estar implicados en el desarrollo de la enfermedad.
Las bacterias que habitan en nuestro intestino producen proteínas asociadas al biofilm (BAP), las cuales se ensamblan y forman amiloides. El estudio ha demostrado que la abundancia de genes que codifican estas proteínas en el microbioma intestinal está relacionada con la presencia de Parkinson.
Lo novedoso de este trabajo reside en que, en lugar de centrarse únicamente en la presencia de ciertas especies bacterianas, las investigadoras han analizado el contenido genético de la microbiota. Esto ha permitido identificar genes específicos en el genoma accesorio de la microbiota que son responsables de la producción de amiloides.
Este descubrimiento abre nuevas vías para el diagnóstico precoz del Parkinson, ya que la detección de amiloides bacterianos en la microbiota intestinal podría ser un indicador temprano de la enfermedad. Además, abre la puerta al desarrollo de nuevas terapias dirigidas a modular la microbiota intestinal para prevenir o retrasar la progresión del Parkinson.
Un paso adelante en la lucha contra el Parkinson
“Esta investigación cubre un vacío en el conocimiento sobre la enfermedad de Parkinson, no solo en sus aspectos patológicos, sino también en sus etapas iniciales a nivel intestinal”, señala Jaione Valle, científica del Instituto de Agrobiotecnología (IdAB-CSIC). “Nuestros resultados pueden tener importantes implicaciones para el desarrollo de herramientas que permitan un diagnóstico más precoz y terapias más eficaces dirigidas a los estadios iniciales de esta patología”.
El estudio ha sido posible gracias a la colaboración de investigadores de diversos centros en España, como el Centro de Investigación Biomédica de La Rioja, el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra, la Universidad Autónoma de Barcelona, HM Hospitales, la empresa Nasertic y el centro mixto de investigación biomédica Navarrabiomed.