A lo largo de la vida, las mujeres enfrentan una serie de desafíos de salud únicos que no solo afectan su bienestar general, sino que también presentan diferencias significativas en comparación con los hombres. Estas diferencias incluyen una mayor prevalencia de enfermedades crónicas, un problema alarmante que demanda atención urgente y específica.
Un informe reciente de Harvard Health destaca que el 70% de las enfermedades crónicas se presentan en mujeres. Este dato subraya la necesidad de una comprensión más profunda de las condiciones que afectan al cuerpo femenino y de una atención médica más personalizada y efectiva.
Las mujeres están expuestas a diversos factores de riesgo a lo largo de sus vidas, desde la adolescencia hasta la vejez. Entre estos factores se encuentran cambios hormonales, predisposiciones genéticas y el impacto de enfermedades específicas de género. Sin embargo, la prevención y el diagnóstico temprano siguen siendo áreas donde se necesita un esfuerzo concertado.
El Foro Económico Mundial ha señalado la existencia de un vacío considerable en el conocimiento sobre el cuerpo femenino. Históricamente, la investigación médica ha favorecido los estudios en hombres, dejando a las mujeres en una posición desventajosa en términos de salud y bienestar. La falta de datos específicos sobre cómo las enfermedades afectan a las mujeres ha llevado a diagnósticos tardíos y tratamientos inadecuados.
El Doctor Daniel Bustos, Director Médico de Pfizer México, enfatiza que mejorar la salud de las mujeres es crucial para avanzar en la igualdad de género y la equidad sanitaria. “Comprender, generar celeridad de los diagnósticos y mejorar la salud de las mujeres se convierte en un compromiso para avanzar en materia de igualdad de género, equidad sanitaria, derechos humanos y empoderamiento de las mujeres y las niñas a nivel global”, afirma Bustos.
Además, ONU Mujeres destaca la necesidad de servicios multisectoriales y coordinados para abordar las necesidades de salud inmediatas y a largo plazo de mujeres y niñas. Las barreras sociales como la pobreza, la violencia de género, la discriminación racial y la falta de control sobre la vida sexual y reproductiva, tienen un impacto adverso significativo en la salud femenina.
La migraña es un claro ejemplo de una enfermedad crónica que afecta desproporcionadamente a las mujeres. Esta condición es tres veces más frecuente en mujeres que en hombres y suele aparecer en la pubertad, afectando principalmente a personas entre los 35 y 45 años. La migraña es una de las principales causas de discapacidad en mujeres de 15 a 49 años.
La Fundación Americana de Migraña destaca que el 90% de las personas con migraña reportan que la enfermedad interfiere significativamente con su educación, carrera profesional y actividades sociales. En Estados Unidos, se pierden 113 millones de días de trabajo anualmente debido a la migraña, subrayando su impacto económico y social.
La Doctora Kena Pastrana, gerente médico de la unidad de Medicina Interna de Pfizer en México, advierte que los dolores de cabeza por migraña requieren un manejo multidisciplinario. “Aunque no suelen ser una amenaza para la salud general, los ataques de migraña pueden afectar en gran medida la cotidianidad. Las mujeres pueden experimentar náuseas, vómitos y sensibilidad a la luz y a los sonidos”, explica Pastrana.
Además, la presencia de comorbilidades como trastornos del ánimo, disfunción temporomandibular, fibromialgia y trastornos del sueño, puede complicar el manejo de la migraña. Por ello, es esencial que el tratamiento considere estas condiciones asociadas para ofrecer una atención integral.