En un reciente hallazgo que podría cambiar la percepción sobre los tatuajes, la Universidad de Lund en Suecia ha revelado que estos populares adornos corporales podrían estar relacionados con un aumento en el riesgo de desarrollar linfoma, un tipo de cáncer que afecta el sistema linfático.
Este descubrimiento ha generado gran preocupación y ha motivado a la comunidad científica a investigar más profundamente los efectos a largo plazo de los tatuajes.
El linfoma es un tipo de cáncer que se origina en los linfocitos, un tipo de glóbulo blanco esencial para el sistema inmunológico. Este cáncer puede afectar diversas partes del sistema linfático, incluyendo los ganglios linfáticos, la médula ósea y otros órganos.
Según datos de New Atlas, los linfomas no hodgkinianos (LNH) son mucho más comunes que los linfomas de Hodgkin, representando aproximadamente el 90% de todos los casos de linfoma. Los LNH incluyen cerca de 40 subtipos, que varían en la rapidez con la que se desarrollan y se diseminan por el cuerpo.
El estudio, publicado en la revista eClinicalMedicine, analizó a 11,905 suecos, de los cuales 2,938 fueron diagnosticados con linfoma entre los 20 y 60 años. Los resultados mostraron que las personas con tatuajes tienen un 21% más de riesgo de desarrollar un linfoma maligno en comparación con las personas sin tatuajes.
Los tipos de linfoma más asociados con los tatuajes fueron el linfoma difuso de células grandes y el linfoma folicular, ambos pertenecientes a la categoría de los LNH.
Christel Nielsen, una de las investigadoras del estudio, explicó que cuando la tinta del tatuaje se inyecta en la piel, el cuerpo la identifica como un elemento extraño, lo que activa el sistema inmunológico. Parte de la tinta se transporta desde la piel hasta los ganglios linfáticos, donde se deposita.
Uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio fue que el tamaño del tatuaje no influía en el riesgo de desarrollar linfoma. Inicialmente, los investigadores plantearon la hipótesis de que los tatuajes más grandes podrían representar un mayor riesgo debido a la mayor cantidad de tinta y, por lo tanto, a una respuesta inmunológica más fuerte. Sin embargo, el riesgo se mantuvo constante sin importar el tamaño del tatuaje.
"Aún no sabemos por qué es así. Solo se puede especular que un tatuaje, independientemente de su tamaño, provoca una inflamación leve en el cuerpo, que a su vez puede llevar al desarrollo de cáncer", indicó Nielsen. Esta complejidad subraya la necesidad de realizar más investigaciones para confirmar y comprender mejor esta relación.