De línea dura, es considerado sucesor potencial del ayatola Alí Jamenei
El presidente iraní, Ebrahim Raisi, un político de línea dura, es considerado potencial sucesor del ayatola Alí Jamenei, la figura más poderosa del país.
La noticia de que el helicóptero de Raisi realizó el domingo lo que los medios de comunicación estatales describieron como un "aterrizaje forzoso" atrajo de inmediato la atención sobre el dirigente, que ya se enfrenta a sanciones de Estados Unidos y otros países por su implicación en la ejecución masiva de presos en 1988. Raisi está en calidad de desaparecido y las autoridades pidieron al país "rezar" por él.
Raisi, de 63 años, dirigió anteriormente el poder judicial iraní. Se presentó sin éxito a las elecciones presidenciales de 2017 contra Hassan Rouhani, el clérigo relativamente moderado que, como presidente, alcanzó el acuerdo nuclear de 2015 entre Teherán y las potencias mundiales.
En 2021, Raisi volvió a presentarse a unas elecciones en las que todos sus oponentes potencialmente destacados fueron excluidos por el sistema de investigación de Irán. Obtuvo casi 62% de los 28.9 millones de votos, el porcentaje de participación más bajo de la historia de la República Islámica. Millones se quedaron en casa y otros anularon sus votos.
Raisi se mostró desafiante cuando se le preguntó en una rueda de prensa tras su elección sobre las ejecuciones de 1988, en las que se celebraron simulacros de juicios a presos políticos, militantes y otras personas que se conocerían como "comisiones de la muerte" al final de la sangrienta guerra Irán-Irak.
Después de que el entonces líder supremo de Irán, el ayatolá Ruhollah Jomeini, aceptara un alto el fuego mediado por Naciones Unidas (ONU), miembros del grupo de oposición iraní Mujahedeen-e-Khalq, fuertemente armados por el presidente iraquí Saddam Hussein, irrumpieron por sorpresa a través de la frontera iraní desde Irak. Irán repelió el ataque.
Los juicios comenzaron en esa época y se pidió a los acusados que se identificaran. Los que respondían "mujahedines" eran enviados a la muerte, mientras que a otros se les interrogaba sobre su disposición a "limpiar campos de minas para el ejército de la República Islámica", según un informe de Amnistía Internacional de 1990. Los grupos internacionales de derechos humanos calculan que hasta 5 mil personas fueron ejecutadas. Raisi formó parte de las comisiones.
El Tesoro de Estados Unidos sancionó en 2019 a Raisi por su rol como supervisor administrativo "de las ejecuciones de personas que eran menores de edad en el momento de cometer su delito y por la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes infligidos a presos en Irán, incluidas las amputaciones". También mencionaba su implicación en las ejecuciones de 1988.
El máximo dirigente de Irán es el ayatola Alí Jamenei, de 85 años. Pero como presidente, Raisi apoyó el enriquecimiento de uranio por parte del país hasta niveles próximos a los de armamento, así como la obstaculización de los inspectores internacionales como parte de su enfrentamiento con Occidente.
Raisi también apoyó un ataque masivo contra Israel en abril, en el que se dispararon más de 300 aviones no tripulados y misiles contra el país en respuesta a un presunto ataque israelí en el que murieron generales iraníes en el complejo de la embajada del país en Damasco (Siria), lo que supuso un recrudecimiento de la guerra en la sombra que ambos países mantienen desde hace años.
También apoyó a los servicios de seguridad del país en su represión de toda disidencia, incluso tras la muerte en 2022, en prisión, de Mahsa Amini y las protestas que siguieron en todo el país.
La represión, que duró un mes, causó más de 500 muertos y más de 22 mil detenidos. En marzo, un grupo de investigación de las Naciones Unidas concluyó que Irán era responsable de la "violencia física" que condujo a la muerte de Amini tras su detención por llevar el hiyab, o pañuelo en la cabeza, mal puesto, según el gusto de las autoridades.