La relación entre obesidad, sobrepeso e hipertensión: Un problema de salud pública en México

La obesidad y el sobrepeso son condiciones que afectan a millones de personas en todo el mundo, y su impacto en la salud es profundo y multifacético. En México, estas condiciones están íntimamente ligadas a una de las enfermedades más graves y prevalentes: la hipertensión arterial. Comprender esta relación es crucial para abordar de manera efectiva la crisis de salud pública que enfrenta el país, indicó el doctor José Antonio Castañeda, cirujano bariatra. 

Las personas con obesidad tienen entre un 60% y un 70% más de probabilidades de desarrollar hipertensión arterial. Este aumento del riesgo se debe a varios mecanismos fisiológicos. La acumulación de grasa en ciertas áreas del cuerpo induce resistencia a la insulina, lo que significa que las células dejan de responder adecuadamente a esta hormona, provocando un aumento en su producción.

Esta resistencia y la subsecuente hiperinsulinemia activan el sistema renina-angiotensina-aldosterona, responsable de regular el tono de los vasos sanguíneos. Además, se producen cambios neuromorales y bioquímicos que aumentan la actividad del sistema nervioso simpático, causando la contracción de los vasos sanguíneos y, en consecuencia, hipertensión.

La Hipertensión en números

En México, alrededor de 30 millones de personas padecen hipertensión arterial. Esta condición es tan grave como la obesidad y la diabetes, incrementando significativamente el riesgo de complicaciones graves y potencialmente mortales como ataques cardíacos, hemorragias cerebrales y daño renal.

La hipertensión suele aparecer en personas de entre 50 y 70 años, pero lo alarmante es la creciente incidencia en niños y adolescentes, vinculada a malos hábitos alimentarios, falta de actividad física y ausencia de chequeos médicos regulares.

Síntomas y diagnóstico

Detectar la hipertensión a tiempo es crucial, aunque no siempre presenta síntomas evidentes. Los signos más comunes incluyen dolor de cabeza, visión borrosa, mareos, dolor en el pecho y retención de líquidos, que puede provocar hinchazón en las piernas. La hipertensión se diagnostica cuando las mediciones de presión arterial superan consistentemente los 140/90 mmHg.

Es vital que quienes sospechen tener hipertensión consulten a un cardiólogo o internista para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado. En casos severos, puede ser necesario considerar una cirugía bariátrica.

Importancia del estilo de vida

El tratamiento de la hipertensión comienza con cambios en el estilo de vida. Una dieta equilibrada, rica en verduras, frutas, proteínas magras como pollo y pescado, y baja en azúcares y grasas, es fundamental. Además, la actividad física regular, supervisada por un profesional para evitar lesiones, es esencial. El ejercicio libera endorfinas y mejora la respuesta del sistema nervioso simpático, ayudando a mantener la salud cardiovascular.

Tratamiento médico y Cirugía bariátrica

Cuando las modificaciones en el estilo de vida no son suficientes y la presión arterial se mantiene elevada, se recurre a tratamientos farmacológicos. Estos medicamentos deben ser prescritos y supervisados por un médico.

Para quienes no pueden controlar su obesidad a través de dieta y ejercicio, la cirugía bariátrica puede ser una opción efectiva. Este procedimiento ayuda a reducir el peso y, con ello, mejora no solo la hipertensión, sino también otras condiciones asociadas como la diabetes, agregó el doctor Castañeda, quien cuenta con una experiencia de más de 15 años en el tratamiento de pacientes con obesidad.

Un enfoque multidisciplinario, que incluya a psicólogos, nutriólogos y cirujanos, es fundamental para el éxito de este tipo de intervenciones. El seguimiento postoperatorio asegura que los pacientes adopten y mantengan hábitos saludables a largo plazo.

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