Desde la antigüedad, todas las culturas rindieron culto al sol y se veía como una deidad protectora y a veces destructora, con sacrificios, oraciones y danzas se pretendía mantenerlo apaciguado. Hoy en día, cuando se conoce más información sobre la estrella madre, aunque se ha dejado de ver como una deidad, si se reconoce como una fuerza inmensa que repercute de forma directa en la vida de la tierra.
El sol ocupa el centro del sistema solar, conformado por siete planetas, sus lunas y Plutón, esta estrella libera constantemente una corriente de partículas cargadas conocidas como viento solar. La mayor parte del tiempo, este viento solar es inofensivo para la Tierra, ya que nuestro planeta está protegido por un escudo invisible llamado magnetosfera.
Sin embargo, en ocasiones, el Sol experimenta explosiones violentas que liberan una cantidad masiva de partículas cargadas, creando lo que se conoce como una tormenta solar.
Si bien las tormentas solares son un fenómeno natural, estas pueden tener consecuencias nefastas para la Tierra, incluyendo la interrupción de redes eléctricas, fallos en los sistemas de comunicación y, lo que es más preocupante, un posible impacto potencial en la salud humana.
¿Cómo pueden las tormentas solares afectar la salud?
La principal amenaza para la salud humana durante una tormenta solar proviene de la radiación ionizante, un tipo de energía que puede dañar las células y el ADN. La exposición a altos niveles de radiación ionizante puede causar una serie de problemas de salud, incluyendo:
Enfermedad por radiación: Los síntomas de la enfermedad por radiación incluyen náuseas, vómitos, fatiga, diarrea y, en casos graves, la muerte; aunque cabe aclarar que la radiación solar es contenida en su totalidad por a atmósfera terrestre, muy lejos del contacto humano.
Problemas cardíacos: Las tormentas solares pueden interferir con el campo magnético terrestre, lo que puede provocar irregularidades en el ritmo cardíaco y otros problemas cardíacos.
Problemas neurológicos: La radiación ionizante también puede afectar el sistema nervioso, lo que puede provocar dolores de cabeza, mareos, problemas de concentración e incluso accidentes cerebrovasculares.
Cabe destacar que no existen investigaciones científicas que determinen que las tormentas solares o geomagnéticas causen efectos directos sobre la salud humana; no hay certeza de que las personas puedan verse afectadas por malestares generadas por las tormentas solares.
Al respecto, el físico Dale E. Gary, del New Jersey Science & Tecnology University, quien ha investigado los efectos de estos fenómenos sobre la salud humana, indican que “Existen efectos potenciales para la salud de cualquier persona expuesta a esa radiación de alta energía, pero en realidad estamos protegidos porque esos rayos y partículas son absorbidos por nuestra atmósfera”.
¿Quiénes son más vulnerables a los efectos de las tormentas solares?
Si bien todos estamos expuestos a la radiación solar durante una tormenta, algunos grupos de personas son más vulnerables a sus efectos nocivos, entre ellos:
Astronautas y personal de aeronáutica: Los astronautas y pilotos que vuelan a grandes altitudes tienen una menor protección contra la radiación cósmica, lo que los hace más susceptibles a sus efectos.
Personas con afecciones médicas preexistentes: Individuos con enfermedades cardíacas, neurológicas o inmunodeficiencias preexistentes pueden tener un mayor riesgo de sufrir complicaciones graves por la exposición a la radiación solar.
Mujeres embarazadas y niños: Los fetos y los niños pequeños son más sensibles a los efectos de la radiación, por lo que las mujeres embarazadas y los padres deben tomar precauciones adicionales durante una tormenta solar.