"Una maestra necesita ser resiliente y comprensiva".
Cuando Maritza era niña, su juego preferido era ser la maestra que enseñaba frente a un salón de clases. Luego, con el tiempo, descubrió que estudiar educación era su vocación y, con años de estudios y esfuerzos es que, lo logró. La vida le ha puesto dificultades casi infinitas como enfrentar el cáncer, mismo que logró vencer gracias a su residencia, donde su objetivo es ser feliz, educando con amor.
De manera muy personal, ¿Qué te motivó a estudiar educación?
“Desde niña ha sido mi gusto, siempre he pensado cómo podemos ayudar a mucha gente si estamos con ellos desde que son unos niños. Puedo decir que disfruto mucho de mi trabajo, es una pasión. Me gusta estar en contacto con mis alumnos, prepararlos para el futuro y las situaciones a las que se van a enfrentar”.
Todo trabajo implica retos o barreras ¿Cuáles son algunos a los que se ha enfrentado?
“En nuestro caso es adaptarnos a los planes de trabajo que van cambiando, por ejemplo ahora estamos empleando la Nueva Escuela Mexicana y vamos por proyectos, cada que cambian los presidentes nos cambian de programas y pues son retos a los que nos enfrentamos, pero con actualización constante logramos estar al día”.
Con su experiencia y opinión, ¿Qué necesita un docente para desempeñarse ejemplarmente?
“Sobre todo tener la pasión disfrutar tu trabajo, llegar a tu escuela con disposición, dinamismo, prepararte y no dejar de actualizarte porque eso es lo que te vuelve apta para enseñarles a tus niños a quienes nunca debes perderles ese cariño y empatía para que aquello que les enseñes se les quede grabado”.
En base a los años que tiene de servicio, ¿Cómo ha disfrutado su trabajo?
“Me gusta mucho estar en contacto con mis alumnos y crear vínculos, disfruto de platicar con ellos e inmiscuirme a las actividades, ser niña también disfrazándome y preparando actividades donde se diviertan y todos los días quieran ir al jardín, eso para mí es sacarle gusto a diario a lo que me dedico en hacer y sin duda alguna lo voy a seguir haciendo hasta que Dios me lo permita porque yo nací con esta vocación de ser maestra y no lo voy a desaprovechar”.
Ha enfrentado grandes pruebas que le pone la vida en su salud ¿Qué significó para usted ser diagnosticada con cáncer?
“Fue un golpe muy duro y algo que ni yo ni mi familia esperábamos, pero lo que hice fue refugiarme en mi trabajo. Gracias a Dios, los niños me mantuvieron firme y resiliente, viviendo día a día con mis alumnos y viendo que salían contentos, se me olvidaba mi enfermedad. Con el cariño de mis hijos, alumnos, padres de familia y compañeros lo pude superar, me apoyé mucho en los niños porque al llegar al aula estaba en un lugar seguro donde me siento amada, querida”.
Luego de enfrentar esa enfermedad, ¿Cuál es tu pensamiento?
“Seguir trabajando y apoyar a mis alumnos porque sé lo mucho que aún tengo por aportarles, sentirme amada por mi familia y agradecer a Dios por esta oportunidad de vivir que nunca desaprovecho siempre veo la manera como vivir mis días al máximo en el salón de clases donde veo felices a mis niños o en mi familia donde veo amis hijos llenos de alegría”.
Para poner empeño a sus clases y no perder el ánimo, ¿Tiene alguna frase que la motive?
“Para mí es ser resiliente, siempre ser valiente y fuerte, nunca dejar de perseverar, porque así es como alcanzas algo que quieres y sabemos que nada es sencillo, pero lo importante es ser fuertes y no dejarnos vencer en ningún momento”.
A estado frente a un aula durante décadas ¿Cuál es el mensaje que le deja a sus alumnos?
“Que estén preparados para la vida, que todo aquello que viven y les enseñamos en las aulas les ayudara para poder desenvolverse en la sociedad”.