La inundación del 2004 cambió la vida en Villa de Fuente para siempre. Ahora, es un lugar bonito para pasear, pero no para vivir, debido a las constantes crecidas del Río Escondido, hoy seco, y hasta un tornado.
Hace 20 años, Carlitos limpiaba un soldadito de juguete con sus manos; estaba lleno de lodo musgoso. Su vista fija sobre el mono denotaba tristeza absoluta. Estaba exhausto sentado en un banquito con sus zapatos enlodados y la ropa sucia. No atinaba a comprender qué sucedió una noche antes, ese fatídico domingo 4 de abril de 2004.
Dentro de la vivienda, su familia sacaba muebles, electrodomésticos, ropa, zapatos, todos echados a perder. Doña María del Socorro Tapia salió corriendo ese domingo de su casita entre pinabetes, a escasos 50 metros del río.
'Solo oía crujir los carrizos'. Todavía los escucho y me asusto. Pero de aquí no me muevo. De aquí me sacan directo al panteón”, responde a nuestro reportero. “Dices que han pasado 20 años… Pero todavía duele. Perdí a muchas amigas. Fue algo horrible”, lamenta. A Gerardo Reyes no le dio tiempo a nada. Solo subió a un nogal para salvar su vida, hasta ser rescatado. “Mucha gente murió y otros vendieron y se fueron a vivir a otros lugares. Villa de Fuente no ha sido igual desde 2004, y se acabó de complicar en 2007 con el tornado”, exclama. Ellos son algunas de las cientos de voces que vivieron esta tragedia. Sus ojos fueron testigos como el agua sepultó Villa de Fuente.
Era domingo de ramos. La tragedia inició a las 8:15 de la noche, justo cuando la gente se preparaba a dormir, muchos habían acudido a misa. Horas antes una atípica lluvia de más de 20 pulgadas en la Sierra de Coahuila hizo crecer los ríos San Rodrigo y San Antonio, desbordando presas y represas, que sumó una masa de 45 millones de metros cúbicos hacia el Río Escondido, que circunda Villa de Fuente. La cresta de 15 metros de altura subió por encima del puente que une a Piedras Negras. Javier Longoria de Obras Públicas de Zaragoza, dijo a medios un día después, que a las 12:30 observó la cresta y alertó a las autoridades, incluso a la Rancherita del Aire para que avisara a la población. La cresta superaba los postes de la luz que son de 11 metros.
Las autoridades no alertaron. La marea sorprendió a los villafontinos, sin que nadie avisara. La cresta comenzó a crecer desde Zaragoza, tardando horas suficientes para comenzar una evacuación. Las autoridades minimizaron el incidente. En todos estos años se engañó, con un proyecto de Presa Rompepicos. Incluso hubo quién instaló sirenas de alertamiento. Según las cifras oficiales dadas por Claudio Bres, alcalde de Piedras Negras en 2004, fueron 38 personas, 7 desaparecidos, 750 viviendas dañadas y 7 mil damnificados. Una de las familias más perjudicadas, fue la Viaña, Carlos perdió a su hermano, su cuñada y dos sobrinos, y en un evento público descargó su ira contra los culpables. En ese entonces, el gobernador Enrique Martínez le dijo al presidente Vicente Fox que había sido la tragedia más grande en Coahuila. No fue la primera inundación. Villa de Fuente desapareció del mapa en 10 de abril de 1890, y cuatro años después pasó a formar parte del territorio de Piedras Negras. Otras inundaciones ocurrieron en 2 de septiembre de 1932; el 28 de junio de 1954; un tornado el 24 de abril de 2007; el 15 y 16 de abril de 2010, cuando el avionazo donde perdió la vida el ex alcalde Pepe Maldonado; y recientemente el 14 de junio de 2013. Hasta 2020, la llamada Comisión de la Verdad realizó su última protesta. Las aguas arrasaron con 67 hectáreas y 181 en total, incluyendo algunas colonias aledañas al río Escondido como Presidentes I y hasta IV, Periodistas y El Vergel. Ese domingo 4 de abril de 2004, desapareció el puente de ferrocarril y dos kilómetros de vía férrea. Actualmente, no hay una cifra exacta de cuántas personas viven en este poblado. A pesar de los esfuerzos por reconstruir y superar las adversidades, el recuerdo de aquel evento sigue vivo en la comunidad. Sin embargo, también se destaca la resiliencia y el espíritu de solidaridad que han caracterizado a los habitantes.