En un esfuerzo por mantener su relevancia, la industria cinematográfica no escatimó en recursos, llevando a cabo producciones monumentales. Las películas de la época no temían abordar temas épicos y grandilocuentes, desde batallas hasta luchas de gladiadores y crucifixiones multitudinarias; todo era posible en la gran pantalla. Uno de los ejemplos más emblemáticos de esta tendencia fue la espectacular carrera de cuadrigas romanas de "Ben-Hur", estrenada en 1959. El rodaje de esta escena, que se extendió por más de tres meses, se caracteriza por su escala monumental.
Con Charlton Heston en el papel principal y William Wyler como el visionario director detrás de "Ben-Hur", los estudios de Cinecittà se convirtieron en un escenario épico digno del mayor circo romano de la época. Inspirado en el esplendor del circo de Antioquía, Wyler ordenó la construcción de una pista oval de 73 mil metros cuadrados, estableciendo así un récord como el decorado más grande jamás creado hasta ese momento.
El diseño de la pista debía cumplir con requisitos específicos, siendo lo suficientemente resistente para soportar el peso de los carros que pasarían a toda velocidad, mientras garantizaba la seguridad de los caballos durante las miles de tomas del rodaje. Se necesitaba un equilibrio delicado entre resistencia y suavidad para asegurar que los animales no sufrieran ningún daño durante la filmación de las emocionantes escenas de carreras.
La pista, con una longitud de 460 metros y gradas que se elevaban hasta cinco pisos de altura, ofrecía una vista impresionante para los espectadores. Para recrear la auténtica atmósfera de la carrera en la pantalla, se utilizaron 36 mil toneladas de arena proveniente de diversas playas del Mediterráneo para cubrir la pista de carreras. Además, se dedicaron cuatro meses a entrenar a los 72 caballos participantes y a los conductores de las cuadrigas, asegurando que estuvieran preparados para realizar las acrobacias y maniobras necesarias. "Ben-Hur" se destaca como una de las mejores épicas cinematográficas debido a su impresionante escala y profundidad emocional, lo que la convierte en una excelente opción para ver durante la Semana Santa.
Basada en la novela homónima de Lew Wallace, la película narra la historia de Judah Ben-Hur, un noble judío que se ve envuelto en una serie de eventos dramáticos durante la época de Jesucristo. A través de su viaje, la película aborda temas universales como la fe, la redención y el perdón, resonando profundamente con la espiritualidad y el significado de estos días.