La enfermedad de Marek (MDV), altamente contagiosa y sin cura, es un virus aviar que cada año infecta a miles de pollos no vacunados y cuesta unos mil millones de euros a la industria avícola. Un estudio ha reconstruido la evolución genética del herpesvirus que lo causa.
La investigación, publicada en Science, muestra cómo evolucionan los virus para hacerse más virulentos, una información que podría ayudar a desarrollar mejores tratamientos para las infecciones víricas, no solo el MDV.
El equipo, liderado por genetistas y biólogos de enfermedades de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y la LMU de Múnich (Alemania), analizó ADN antiguo de pollos de los últimos mil años para rastrear la evolución del virus de la enfermedad de Marek.
Al compararlos con genomas víricos de aves modernas, el equipo ha descubierto las alteraciones genéticas responsables de la mayor virulencia del virus moderno.
Además, a partir de las secuencias genéticas antiguas, los investigadores lograron resucitar antiguos procesos biológicos y demostrar que las cepas antiguas eran significativamente más leves que sus homólogas modernas, que son infinitamente más letales.
Este avance no sólo arroja luz sobre la historia evolutiva del MDV, sino que también es prometedor para el desarrollo de terapias más eficaces contra esta devastadora enfermedad de las aves de corral.
“Nuestros hallazgos no sólo desentrañan la historia evolutiva del virus de la enfermedad de Marek, sino que también sientan las bases para mejorar nuestra comprensión actual de la virulencia del patógeno”, explica Steven Fiddaman, investigador de Oxford y primer autor del estudio.
“Combinando técnicas antiguas de ADN con la genómica moderna, hemos abierto una ventana al pasado que puede orientar las estrategias futuras en la gestión de las enfermedades víricas”, asegura el investigador.
El estudio utiliza ADN aislado de huesos de pollo excavados en 140 yacimientos arqueológicos de Europa y Oriente Próximo.
Estos antiguos genomas demuestran que el MDV estaba muy extendido en los pollos europeos al menos mil años antes de que la enfermedad se describiera por primera vez en 1907.
En ese momento, a principios del siglo XX, la enfermedad sólo provocaba síntomas leves en los pollos más viejos, pero con el crecimiento exponencial del consumo de pollos en las décadas de 1950 y 1960, el MDV siguió evolucionando para hacerse cada vez más agresivo, a pesar del desarrollo de varias vacunas.
Para Naomi Sykes, arqueóloga de la Universidad de Exeter y coautora del trabajo, “el estudio subraya la profunda importancia del material biológico conservado en colecciones arqueológicas y museísticas, ya que no podemos prever cómo su investigación podría tener aplicaciones transformadoras en el futuro”.
Además, este trabajo pone de relieve la importancia de la colaboración interdisciplinar, “al reunir a paleogenetistas, virólogos, arqueólogos y biólogos”, subraya Laurent Frantz (LMU Munich), coautor principal del estudio.
“Los hallazgos de este trabajo ofrecerán grandes oportunidades científicas para explorar los mecanismos moleculares del aumento de la virulencia de este virus que coincidió con la intensificación de la avicultura a partir de la década de 1960”, concluye Venugopal Nair, científico emérito del Instituto Pirbright.