— Héctor Guerrero 10/03/2024
El Instituto Mexicano del Seguro Social cuenta con programas de prevención primaria para evitar la aparición de defectos congénitos, anomalías que ocurren de forma prenatal y que pueden presentarse al momento del nacimiento con impactos que van de leves a graves o letales e impiden un adecuado desarrollo para la vida.
Los trastornos congénitos graves más frecuentes son las malformaciones cardiacas, los defectos del tubo neural y el síndrome de Down.
Posibilidad. En las unidades médicas del Seguro Social se realizan acciones como el otorgamiento de ácido fólico en forma preconcepcional a mujeres en edad gestacional; recomendaciones para evitar la ingesta de alcohol y substancias psicoactivas ante la posibilidad de un embarazo.
También la inmunización a población abierta para erradicar infecciones virales como la rubéola que pueden provocar daño en el proceso biológico del embrión, además de realizar tamizajes maternos para la detección de diabetes materna o infecciones como la sífilis. Además, se desarrollan estrategias de salud pública que permiten detectar en forma temprana la presencia de estos padecimientos y así limitar complicaciones, como estudios no invasivos como el ultrasonograma durante el control prenatal de mujeres embarazadas; la aplicación del tamiz neonatal metabólico, auditivo y cardiológico; vigilancia del crecimiento y desarrollo pediátricos y asesoramiento genético. En la parte de diagnóstico, la valoración está a cargo de especialistas en dismorfología como los genetistas clínicos, prenatales y en medicina materno-fetal, quienes definirán la causa que provocó el defecto congénito y clasificar si se trata de una malformación por causa genética, deformación por algún factor mecánico externo o por daño a una estructura corporal, ello para indicar el tratamiento más adecuado.
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