Serhiy sufrió heridas catastróficas, incluida la pérdida de ambas piernas, cuando una mina antitanque hizo estallar su vehículo.
Cuando Serhiy comenzó lentamente a recuperar la conciencia en su cama de hospital en Kyiv, se dio cuenta de que no podía ver, hablar ni sentir sus piernas, pero podía escuchar la voz de su esposa Valeria. Consolado, volvió a perder la conciencia.
Fue un patrón que duró semanas. El soldado ucraniano gravemente herido se despertaba en la oscuridad y el pánico, incapaz de comunicarse debido al tubo que tenía en la garganta, pero cada vez que escuchaba a Valeria, se calmaba.
"Eso es lo que me mantuvo luchando", le dice al podcast Ukrainecast de la BBC.
"Hasta entonces sólo había tenido pesadillas. Sueños terribles en los que me demolían, me destruían, me masticaban, y luego la luz para recuperar la conciencia era su voz... Porque quería volver a ella. Superar esto, estar con ella."
Serhiy, de 27 años, sufrió heridas catastróficas cuando su vehículo golpeó una mina antitanque rusa en en frente en Ucrania cerca de Mariinka, nueve meses después de que Rusia lanzara su invasión a gran escala en su país.
Como soldado en servicio antes de la guerra, se vio lanzado directamente al centro de los combates desde el primer día, en febrero de 2022.
A menudo pasaba semanas sin hablar con Valeria, que permanecía en su ciudad natal, Kyiv.
Viajaba con otros siete soldados en noviembre de 2022 cuando el vehículo fue impactado.
La fuerza de la explosión le rompió la columna, la pelvis, la nariz y las cuencas de los ojos, le provocó una lesión cerebral de cráneo abierto, quemaduras graves en la cara y el cuerpo, le fracturó el fémur y le voló ambas piernas.
Las llamas de la explosión cauterizaron sus heridas, e inadvertidamente le salvaron la vida.
No recuerda nada de ese día, pero Valeria nunca lo olvidará.
"No esperaba que volviera de la guerra con ambas piernas", dice Valeria. "Pero ni siquiera yo estaba preparada para la magnitud de sus heridas cuando lo vi".
"Mi primer pensamiento fue simplemente alivio de que estuviera vivo porque, según la descripción de lo que le pasó, no estaba claro que algún día recuperaría la conciencia. Así que fui al hospital y vi a mi amado, cubierto con diferentes tubos, totalmente inconsciente. Y esa fue la parte más aterradora".
Serhiy recuperó la conciencia después de 20 días en coma. Luego pasó otra semana en cuidados intensivos, otras dos semanas en la unidad de lesiones traumáticas y luego meses en rehabilitación.
Tiene un enfoque estoico ante sus lesiones y dice que, para él, perder dos piernas es mejor que perder un brazo.
Valeria adopta una visión igualmente pragmática: "Un marido ciego y sin piernas no es tan malo", se ríe y añade que, como ex dentista, se siente aliviada de que no haya perdido los dientes.
La semana pasada, después de viajar a EE.UU. con la esperanza de salvar una fracción de la vista del ojo que le quedaba, le dieron la devastadora noticia de que no se podía. Había perdido completamente la vista.
Aunque la pareja está decepcionada, mantiene la esperanza en el futuro y Serhiy ahora quiere pasar su vida defendiendo y ayudando a sus compañeros soldados heridos.
"Tengo tantos planes que una vida no es suficiente para todos", afirma. "Definitivamente regresaré a Ucrania. Ese es mi país. Luché por él. Sufrí heridas por él".
Cuenta que planea lanzar dos organizaciones, ambas destinadas a ayudar a los veteranos heridos. Una de ellas para construir infraestructura para sus vidas después de la guerra.
Tanto Ucrania como Rusia se niegan a publicar cifras de sus soldados heridos y muertos, pero funcionarios estadounidenses, citados por el New York Times, dieron la cifra de 70.000 muertos y hasta 120.000 heridos, en agosto de 2023.
Mientras Serhiy sostiene que sus lesiones no le han cambiado, Valeria no está de acuerdo.
"Se ha vuelto más responsable. Antes era responsable, pero era con su familia, con su unidad militar", explica.
"Ahora se siente responsable de todo el país, de toda Ucrania".