"Toda una vida consagrada a Dios y a ayudar a migrantes".
El Monseñor José Guadalupe Valdés Alvarado, mejor conocido como Padre Pepe, es el tipo de persona que irradia alegría, fe y esperanza. En Piedras Negras, es el personaje público más querido por toda la comunidad feligrés.
Cumple cabalmente su función como intermediario entre los fieles y Dios mediante la difusión de la palabra divina.
Su humildad y buen carácter han trascendido fronteras, especialmente por sus acciones humanitarias en favor de los más desprotegidos, como los migrantes.
Aunque ya no esté al frente de una Parroquia, sigue siendo muy venerado. Recientemente se le asignó una nueva misión al frente de la Pastoral de Migrantes, donde enfrentará nuevos retos.
¿Toda una vida ayudando al más necesitado, se siente orgulloso, Padre?
"Dios me ha dado primero la salud y segundo la oportunidad de poder servir a la comunidad.
Le doy gracias por todo lo concedido, sobre todo para las personas más vulnerables, que hoy son los migrantes. Y claro que me siento contento por la maravillosa oportunidad de una vida ministerial llena de fe y esperanza para impartir la palabra de Dios."
¿El tema migratorio es complicado, siguen desprotegidos?
"Sí, es una situación cada vez más difícil para los migrantes, porque su Sueño Americano se ve muchas veces truncado por tantos obstáculos. No solo por el río Bravo, sino por las trampas en las que siguen perdiendo la vida. Muchos no alcanzan a cumplir su sueño."
¿Se debería exigir más respeto por estas personas?
"Esto es importante, que las personas encargadas de estas situaciones no pongan en peligro sus vidas.
Que entiendan que ellos buscan una mejor vida con su familia. Buscan trabajo; los migrantes no piden limosnas, quieren trabajar y salir adelante. Sufren mucho desde que salen de sus países huyendo de la violencia y la pobreza."
¿En sus misas ora por ellos?
"Sí, por todos. Oramos por su salud, por sus familias, por una vida llena de alegrías. Pero la mayoría de quienes vivimos en Piedras Negras somos migrantes, porque venimos de otras partes.
Esta ciudad nos ha abierto los brazos para estar aquí mismo. Y como ahora, lo único que buscan es una oportunidad para sacar adelante a la familia."
¿Hasta cuándo piensa usted seguir trabajando?
"Hasta que Dios me dé la salud para poder hacerlo, y gracias a Dios me ha dado bastante salud. Quiero seguir trabajando por mucho tiempo para seguir apoyándolos. Hace meses fui nombrado como asesor de la Pastoral Migratoria, tras permanecer por varios años en la Catedral Mártires de Cristo Rey."
¿El tema migratorio cambia cada año?
"Constantemente, cada día es diferente, pero no cambia la necesidad de ayuda. Los retos para nosotros son los mismos: apoyarlos para que puedan conseguir lo que buscan, el motivo por el que dejaron a sus familias, que es una mejor vida para ellos y sus hijos."
¿Cuántos años lleva como sacerdote?
"Son 51 años, y tengo 79, así que han sido trabajo y estudio."
¿Dónde estudió?
"Estudié hasta la preparatoria en Saltillo.
Luego me mandaron a estudiar filosofía a Montezuma, Nuevo México, en los Estados Unidos. Después, terminé la Pastoral en Quito, Ecuador, y cursé el cuarto grado de teología en la Ciudad de México, en el Instituto Eclesiástico y de Estudios Superiores."
Dios me da un mensaje especial para animar a los migrantes que llegan a Piedras Negras y a la región con sus situaciones y sueños. Esto me anima aún más a poder servirlos y guiarlos espiritualmente mientras están de paso por la ciudad con sus familias", dijo el sacerdote.