Los científicos temen desde hace tiempo un brote de gripe aviar en la Antártida, donde el virus podría arrasar colonias de mamíferos marinos y aves, incluidos los pingüinos
Madrid. La presencia del virus de la gripe aviar altamente patógeno se ha detectado por primera vez en ejemplares de aves muertas en la Antártida, según han confirmado investigadores del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España.
Los científicos del CSIC Ángela Vázquez y Antonio Alcamí confirmaron, después del análisis, la presencia del virus el sábado en dos muestras de skuas (págalos) muertas, que científicos argentinos recogieron en las proximidades de la base antártica Primavera, informó este domingo el CSIC en un comunicado.
"Este descubrimiento demuestra por primera vez que la gripe aviar altamente patógena ha llegado a la Antártida a pesar de la distancia y las barreras naturales que la separan de otros continentes", declaró el Ministerio español de Ciencia en un comunicado. "Este hallazgo también podría explicar las muertes de aves registradas durante el verano antártico".
La gripe aviar se detectó por primera vez en la región antártica en octubre de 2023, cuando los skúas pardos (o págalos pardos) dieron positivo en Georgia del Sur, a más de mil 700 kilómetros de la Antártida continental. Posteriormente se propagó a elefantes y focas, así como a pingüinos de las cercanas islas Malvinas.
Los científicos temen desde hace tiempo un brote de gripe aviar en la Antártida, donde el virus podría arrasar colonias de mamíferos marinos y aves, incluidos los pingüinos.
"Si el virus empieza a causar mortalidad masiva en las colonias de pingüinos, podría ser la señal de uno de los mayores desastres ecológicos de los tiempos modernos", escribieron los científicos en un estudio publicado el año pasado. Además, el hallazgo acrecienta los temores de que surja una variante que pueda provocar la transmisión entre humanos.
El grupo de científicos, liderado por el investigador del CSIC Antonio Alcamí, que trabaja en la Base Antártica Española Gabriel de Castilla, en la Isla Decepción, confirmó la presencia del virus en las dos muestras que se recogieron, según el CSIC, con las máximas medidas de protección para evitar la transmisión del virus a personas.
Una vez tomadas las muestras, los virus presentes en ellas se inactivaron inmediatamente para permitir su estudio de forma segura y fueron transportadas con máxima seguridad por un buque argentino de la Patrulla Antártica Combinada hasta la base española, donde fueron analizadas por Vázquez y Alcamí.
Los análisis han demostrado de manera concluyente que las aves estaban infectadas con el subtipo H5 de gripe aviar y al menos una contenía el virus altamente patogénico.
Dichos análisis consistieron en PCRs específicas para el virus de la gripe y el subtipo H5, seguidas de una secuenciación de la región de corte de la proteasa, lo que define con una certeza del cien por cien la presencia del virus de la gripe aviar altamente patogénica.
Esta confirmación ha sido posible gracias a la colaboración internacional, especialmente con Argentina, y a la coordinación del Comité Polar Español.
Además han colaborado las organizaciones internacionales antárticas Scientific Committee for Antarctic Research (SCAR) y Council of Managers of National Antarctic Programs (COMNAP), que han sido informadas de los descubrimientos como lo exige el Tratado Antártico.
La variante había sido encontrada en muchos lugares del hemisferio norte y, desde el año pasado, también en el sur.
El virus se ha descrito recientemente en las islas subantárticas, pero hasta la fecha, aunque se habían comunicado mortandades importantes de algunas aves, ningún país había demostrado la presencia de dicho virus en territorio antártico.
España puso en marcha el protocolo frente a la gripe aviar altamente patogénica en la Antártida en noviembre pasado, antes del comienzo de la campaña, que todos los participantes en el programa siguieron escrupulosamente, señala el Consejo.