Ruby Franke, conocida influencer estadounidense en el mundo de los consejos de paternidad; no podía evitar las lágrimas después de que un juez dictase la sentencia que la condena a cumplir un máximo de 30 años de prisión por abusos agravados a sus hijos. La influencer y su socia, Jodi Hildebrandt, han sido condenadas tras ser arrestadas el pasado verano después de que la policía hallase a dos de los hijos pequeños de Franke con signos de malnutrición y restos que indicaban haber sido maltratados.
Tras la sentencia, Franke, de 42 años, trató de disculparse ante sus hijos -no presentes en el juicio- por haber abusado física y emocionalmente de ellos, asegurando que había sido "manipulada" por Hildebrandt, de 54 años. "Nunca dejaré de llorar por lastimar sus tiernas almas. Mi voluntad de sacrificar todo por vosotros fue manipulada magistralmente hasta convertirlo en algo muy feo. Me quitó todo lo que era bueno".
Franke aseguró que no pediría una sentencia menor, además de agradecer a los servicios sociales por "salvar" a sus hijos en un momento en el que, según ella, se encontraba bajo el dominio de su compañera.
Franke y Hildebrandt se habían declarado culpables cada una de cuatro cargos de abuso infantil agravado por tratar de convencer a los dos hijos menores de Franke de que conceptos como que estaban poseídos, eran malvados y debían ser castigados para poder arrepentirse.
Las dos fueron detenidas en la casa de Hildebrandt en la ciudad de Ivins (Utah, EE.UU.), después de que el hijo de 12 años de Franke escapara por una ventana y le pidiera a un vecino que llamara a la policía, según fuentes policiales. El niño mostraba un signos de desnutrición severa, estaba cubierto de heridas y relató a la policía cómo Hildebrandt le había puesto cuerdas en las extremidades y había usado pimienta de cayena y miel para curar sus cortes.
Según la policía, el entorno en el que Franke y Hildebrandt habían mantenido a los niños guardaba una escalofriante similitud con "un campo de concentración" nazi durante el Holocausto.
Franke ha mostrado remordimiento y ha cooperado con los abogados; mientras que su socia, que hasta ahora ejercía de consejera de salud mental infantil, no solo no acepta su responsabilidad, sino que continúa culpabilizando a los niños.A pesar de todo, Hildebrandt se declaró culpable en diciembre de cuatro de sus seis cargos de abuso infantil agravado, y dos cargos fueron desestimados como parte de su acuerdo de culpabilidad.
Franke y su esposo, Kevin Franke, eran muy conocidos en las redes sociales gracias a su canal de YouTube, que lanzaron en 2015. En el canal relataban cómo era su experiencia criando a seis hijos con una educación de profundas raíces cristianas. Todo cambió al comenzar a trabajar con la empresa de asesoramiento de Hildebrandt, ConneXions Classroom, en la que interactuaban, ofrecían consejos, apoyo y seminarios a otros padres.
Así nació su proyecto común, Moms of Truth, en el que ambas hablaban de métodos educativos que para muchos resultaban algo polémicos y severos. En su acuerdo de culpabilidad, Franke llegó a admitir cosas como haber pateado a su hijo mientras usaba botas, haberle sumergido la cabeza en el agua y haberle cerrado la boca y la nariz con las manos. Las dos mujeres también admitieron haberle obligado a sobrecargarlo de trabajo bajo altas temperaturas en verano sin comida ni agua, provocándole deshidratación.
Hildebrandt también admitió haber obligado a la hija menor de Franke, que tenía 9 años en ese momento, a saltar a un cactus varias veces y correr descalza por caminos de tierra hasta que le salieron ampollas en los pies. A ambos niños les dijeron que todo lo que hacían eran "actos de amor". Los dos fueron hospitalizados y puestos bajo custodia estatal junto a otros dos de los hijos de Franke, retenidos en similares circunstancias.