La prohibición de los vapeadores en México ha hecho que su mercado negro y venta ilegal aumente; los grupos criminales encontraron ahí una forma de expandir sus ganancias
El creciente consumo de los cigarros electrónicos, también conocidos como vapeadores, ha originado su inevitable llegada al mercado negro en México, donde el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se ha mostrado en contra de su consumo y comercialización en negocios informales.
Tan solo en China, al año se producen más de 200 millones de vapeadores, según datos de la Cámara de Comercio de dicho país; mientras, los clientes de estos suman unos 82 millones de personas en todo el mundo, mismas que lo consumen todos los días.
El consumo de los vapeadores se ha convertido en una actividad cotidiana para la sociedad. Inclusive, la Real Academia Española aceptó como nuevo verbo “vapear”, palabra que quiere decir aspirar y despedir el vapor que, en sustitución al tabaco, genera un dispositivo electrónico.
Este fenómeno no se ha quedado fuera de México, donde los consumidores se alejan de los cigarros tradicionales y optan por los vapeadores. En nuestro país, se estima que hay cerca de 1.7 millones de personas consumidoras, entre las cuales, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, hay 500 mil adolescentes.
Hace una década, cuando la tendencia de consumir los vapeadores comenzó, la ciudadanía adquiría estos artículos y los cartuchos en el sector legal; sin embargo, ahora existe la posibilidad que esto deje de ser una opción por decreto del presidente López Obrador, fortaleciendo al mercado negro de esta sustancia.