En el aniversario 18 de la tragedia, recordamos a los 65 valientes trabajadores que perdieron la vida.
En el aniversario 18 de la devastadora tragedia minera en Pasta de Conchos, donde 65 valientes trabajadores perdieron sus vidas, persiste un sentimiento de frustración y desilusión entre aquellos que aún luchan por justicia y cierre.
A pesar de las numerosas promesas formuladas en los años transcurridos desde aquel fatídico día, el lamento resuena: Los cuerpos de los compañeros mineros nunca fueron recuperados.
"Mucha gente sabía que no se iba a poder dar con los cadáveres de los compañeros", lamentó Ismael Leija Escalante, secretario general del Sindicato Democrático.
A pesar de las palabras reconfortantes del presidente en su momento, la realidad de la situación se impuso: La magnitud de la explosión y las condiciones extremas en las que se encontraba la mina hicieron imposible cualquier intento de rescate.
El paso del tiempo ha sido implacable, y con el fin de la administración actual, las esperanzas de recuperación se desvanecen aún más. La temperatura elevada, la destrucción masiva y la evaluación de expertos han confirmado la sombría realidad: El regreso de los cuerpos es una tarea imposible.
Sin embargo, el dolor se ve agravado por el conocimiento de que esta tragedia pudo haberse evitado. Leija Escalante señaló que la politización del asunto y la falta de acción del sindicato minero en su momento dejaron al descubierto una serie de deficiencias en las condiciones laborales y de seguridad en la mina. Se ignora a menudo que 65 trabajadores, no solo números en una estadística, sino padres, hermanos, hijos y amigos, perdieron la vida mientras cumplían con su deber.
A pesar de la injusticia y la pérdida, aquellos que sobreviven continúan honrando la memoria de sus compañeros caídos. Con dignidad y respeto, los agremiados del sindicato minero recuerdan a aquellos que dieron sus vidas en busca de un sustento, una recordación que trasciende las fronteras del tiempo y la política.
En Pasta de Conchos, el dolor persiste, pero también lo hace la determinación de mantener viva la memoria de los 65 mineros que nunca regresaron a casa.