México mantiene el primer lugar con la tasa más alta de embarazos en adolescentes, con 77 nacimientos por cada mil jovencitas.
Ante el acceso limitado a la educación sexual, y la obtención desigual de los métodos anticonceptivos, México mantiene el primer lugar entre los países de la OCDE por la tasa más alta de embarazos en adolescentes, con 77 nacimientos por cada mil adolescentes de 15 a 19 años de edad.
De acuerdo con el estudio Embarazo Temprano en México. Panorama de Estrategias Públicas para su Atención, aunque México ha mostrado progresos sustantivos en cuanto a incluir la educación sexual en los programas, aún existe un número importante de adolescentes que adquieren la primera información sobre el tema en sus círculos cercanos.
"Lo cual tiende a alimentar mitos y preconcepciones sobre la sexualidad", advierte la investigación realizada por los investigadores de El Colegio de México, Vanessa Arvizu, Laura Flamand, Melisa González y Juan C. Olmeda.
Además, advierten, sobre el acceso desigual a métodos anticonceptivos.
"En general, la falta de medios para acceder a métodos anticonceptivos o el rechazo por razones sociales o culturales suelen ser los principales obstáculos para su uso y no la falta de conocimiento.
"Este elemento se vincula directamente con la garantía desigual del derecho a la salud sexual, que depende, por ejemplo, de sí las personas cuentan o no con acceso efectivo a los servicios de salud", según los especialistas.
Los expertos indican que el embarazo adolescente también se relaciona con roles de género tradicionales, pues a pesar de los avances, aseguraron, en diferentes ámbitos de la vida diaria, como hogares y escuelas, continúan reproduciendo ideas antiguas respecto a cuáles son las tareas y responsabilidades que deben asumir hombres y mujeres.
Los especialistas alertaron que el embarazo temprano se relaciona de manera estrecha con las desigualdades sociales.
Aseguraron que es más frecuente que se embaracen las adolescentes indígenas con acceso limitado a la educación sexual; de hogares con ingresos bajos y que residen en zonas con niveles altos de violencia, que las adolescentes que no viven en estas condiciones.