Un hábito que se ha apoderado de miles de personas en el mundo es el de dormir hasta muy tarde y que puede repercutir considerablemente en la salud.
La práctica de prolongar el sueño a horas fuera de lo habitual se da especialmente los fines de semana o en los días libres, cuando una persona tiene el deseo de quedarse hasta más tarde para ver algo en televisión, jugar o leer.
Sin embargo, dormir hasta tarde puede mejorar la función cognitiva al dar al cerebro más tiempo para descansar y recuperarse y aunque parezca extraño, el sueño prolongado también puede mejorar la capacidad de estar alerta y procesar información a lo largo del día, es decir, consigues una mejor capacidad de reacción, una atención sostenida y una memoria reforzada.
Además, dormir tarde permite al organismo defenderse de infecciones y enfermedades, así como la influencia en el estado de ánimo, liberando hormonas relacionadas con el bienestar, la serotonina y la dopamina.
No obstante, también hay diversos riesgos para la salud humana si se duerme tarde de forma regular o en exceso, como alteraciones en el ritmo cardíaco e incrementando el riesgo de depresión, obesidad y cardiopatías.
Otras de las afecciones es que se altera el equilibrio metabólico y se corre el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.