El primer balón que tocó Luka Jovic culminó la remontada en diez minutos del AC Milan ante un Frosinone tan descarado como inestable en defensa, que acarició la sorpresa bajo el liderazgo del argentino Matías Soulé pero le faltó experiencia para sostenerla (2-3).
Logró incomodar al Milan con un fútbol vistoso el Frosinone, incluso lo tuvo en su mano pero le faltó fe. La mayor variedad de recursos, principalmente ofensivos de Stefano Pioli, propició una remontada que mantiene a su equipo con firmeza en la tercera plaza esperando errores del Inter y Juventus para engancharse a la pelea por el título.
Un ritmo alto de juego, un equipo descarado como el Frosinone que priorizó el espectáculo, hizo que el duelo fuese atractivo desde su arranque. No se había cumplido el primer minuto y ya acarició el primer gol tras un grave fallo en inicio de jugada del portero Maignan que desaprovechó Matías Soulé por ajustar en exceso su disparo.
Lejos de lamentarse del error, el argentino se adueñó del encuentro. Aunque la experiencia marca este tipo de duelos y ahí aparece Giroud, decisivo con sus 37 años. Ya había enganchado un zurdazo imposible a modo de aviso cuando fue el primero en golpear. Un remate de cabeza perfecto, con potencia en el salto hacía atrás. Inapelable al centro tocado con sutileza por Leao, que fue un quebradero de cabeza continuo para la zaga local. Solúe se desesperó pidiendo falta en el inicio de la acción cuando fue frenado con contundencia.
El golpe no afectaría en nada a la actitud del Frosinone en el encuentro. Buscó el gol hasta que lo encontró. Se lució en un vuelo Maignan, para sacar un disparo con efecto que cayó del cielo y sacó arriba a córner. Fue de penalti como llegó el empate, por una mano de Leao tras centro en incorporación ofensiva de Gelli.
El cuerpo fuera pero el brazo estirado provocó que la mano en la que impactó el esférico estuviese sobre la línea del área. Soulé definió con clase a una escuadra.
El atrevimiento del Frosinone instalaba en un apuro al Milan, que reaccionaba a arreones, con Pulisic probando la seguridad del portero rival con un disparo centrado, Reijnders buscando la sorpresa con un testarazo lejano y siempre Leao en las acciones de peligro.
En el añadido del primer acto, su centro lo desvió Okoli y provocó la parada del partido de Turati, evitando el tanto con reflejos.
La obligación pesaba sobre el Milan, que había visto cortada su racha de cuatro triunfos ligueros consecutivos con el empate cedido al Bolonia en San Siro. La igualdad marcaba el duelo hasta que apareció la visión de Soulé.
El balón filtrado al movimiento de Mazzitelli en un castigo a la falta de concentración colectiva, sin nadie que molestase el saque de una falta en el centro del campo. Acabó con el disparo cruzado a la red que confirmaba la sorpresa de la jornada.
Ya había introducido cambios ofensivos el Milan, con 25 minutos por delante para evitar el sonrojo. Lo consiguió, como no, con la aparición decisiva de nuevo de Giroud. Con potencia en el juego aéreo, apareciendo en el segundo palo para regalar el tanto a Gabbia, y con el oportunismo de Jovic.
Cuando el Frosinone pagaba el esfuerzo, las piernas pesaban y nadie podía seguir el ritmo de Rafa Leao, desequilibrando siempre desde la banda derecha, una pérdida de Pol Lirola precedió el centro y la mala fortuna castigó al modesto.
El balón golpeó sin que lo esperase en Valero y quedó muerto, con Romagnoli en el suelo sin poder evitar que Jovic sacase a relucir su olfato goleador para decidir el partido.