A pesar de ser una temporada relativamente tranquila para el género de terror, esta película argentina dirigida por Demián Rugna ha llamado la atención mundial, destacando la calidad del cine latinoamericano. La historia, galardonada en el festival de Sitges, rompe con las convenciones habituales de exorcismos y posesiones, ofreciendo una trama frenética con toques gore.
La escena en cuestión comienza con la aparición de un individuo poseído por un demonio en un pueblo remoto. Los hermanos Pedro y Jaime, interpretados por Ezequiel Rodríguez y Demián Salomon, respectivamente, deciden enfrentar la amenaza para evitar la propagación de la maldad. Sin embargo, al intentar deshacerse del poseído, ignoran ciertas reglas, desencadenando una serie de atrocidades que afectan a todos los seres vivos.
La escena más impactante implica a un perro familiar que, al entrar en contacto con la maldad, ataca brutalmente a una niña pequeña. La representación sin escrúpulos de esta violencia ha causado incomodidad y horror en los espectadores, generando controversia por su nivel de brutalidad.
Rugna, el director, explicó en una entrevista con La Jornada que estas escenas violentas buscan ser honestas con el relato fantástico y de terror. Considera que el arte debe apelar a lo peor de nosotros y no ser políticamente correcto, manteniendo una transgresión y brutalidad pensadas para el público, con el guion por encima de lo visual.