Un estudio realizado por investigadores del Instituto de Sanger de la Fundación Wellcome, la Universidad de Oslo y la Universidad de Cambridge ha desafiado la percepción convencional al demostrar que el aumento de bacterias resistentes al tratamiento en los últimos 20 años no es exclusivamente atribuible al uso de antibióticos.
Los resultados de esta investigación, publicados en 'The Lancet Microbe', revelan que, aunque el aumento en el consumo de medicamentos ha contribuido a la propagación de superbacterias, no es el único factor impulsor.
El equipo de investigación llevó a cabo una minuciosa comparación genética de bacterias, analizando más de 700 nuevas muestras de sangre junto con casi 5.000 muestras bacterianas secuenciadas anteriormente. El enfoque principal fue entender los factores que influyen en la propagación de la Escherichia coli (E. coli) resistente a antibióticos.
El estudio señala que el aumento en el uso de antibióticos sí está vinculado a un incremento de bacterias resistentes en algunos casos, pero los investigadores confirmaron que esto varía según el tipo de antibiótico de amplio espectro utilizado. Además, descubrieron que el éxito de los genes de resistencia a los antibióticos depende del perfil genético de las bacterias que los llevan.
La bacteria E. coli, una causa común de infecciones en todo el mundo, ha sido particularmente afectada por la resistencia a los antibióticos, especialmente la resistencia a múltiples medicamentos (MDR).
Las tasas de resistencia a los antibióticos en E. coli varían a nivel mundial, lo que destaca la complejidad del problema. Por ejemplo, la tasa de resistencia a otro antibiótico comúnmente utilizado para tratar infecciones del tracto urinario causadas por E. coli osciló entre el 8,4% y el 92,9% según el país.
Los resultados de este estudio desafían las percepciones anteriores y sugieren que la resistencia a los antibióticos no puede ser atribuida únicamente al uso de estos medicamentos. Anna Pöntinen, coautora principal y científica visitante en el Instituto de Sanger de la Fundación Wellcome, enfatizó la importancia de este estudio a gran escala, posible gracias a la vigilancia sistemática nacional de patógenos bacterianos en el Reino Unido y Noruega.
Para Julian Parkhill, coautor de la Universidad de Cambridge, los antibióticos son moduladores en el éxito de la E. coli resistente a los antibióticos, no la única causa. El análisis exhaustivo mostró que la influencia de estos varía según el país y la zona, subrayando la necesidad de comprender el perfil genético de las cepas bacterianas en cada entorno.
Genómica
Por su parte, Jukka Corander, autor principal del Instituto de Sanger de la Fundación Wellcome y la Universidad de Oslo, señala que la resistencia a los antibióticos es un desafío de salud pública global y subrayó la importancia de continuar utilizando la genómica para comprender los impulsores subyacentes del éxito bacteriano.
Estos hallazgos apuntan a la necesidad de una investigación continua para identificar los múltiples factores que impulsan la propagación de bacterias resistentes a los antibióticos, lo que permitirá desarrollar intervenciones de salud pública más efectivas para frenar la propagación de infecciones resistentes al tratamiento.
Entender más sobre las cepas que pueden superar a las cepas de E. coli resistentes a los antibióticos puede llevar a nuevas formas de ayudar a detener su propagación. Por ejemplo, intentos que aumenten la cantidad de bacterias no resistentes y no dañinas en un área, concluyen los investigadores.