Tras la apertura completa de los puentes internacionales uno y dos que conectan Piedras Negras y Eagle Pass en la frontera México-Estados Unidos, se ha experimentado una disminución significativa en el flujo de migrantes.
Las autoridades mexicanas han desplegado estrategias efectivas que han marcado un cambio sustancial en la dinámica migratoria que previamente afectaba la región, reflejando una nueva realidad en la interacción transfronteriza. Los operativos estratégicos llevados a cabo por las autoridades mexicanas han arrojado resultados notables, logrando reducir de manera considerable el número de migrantes que intentan cruzar la frontera. En contraste con meses anteriores, ahora se observa una presencia más limitada, con solo pequeños grupos de migrantes evidenciando un cambio en la magnitud y frecuencia de los cruces, marcando una transformación en la dinámica migratoria que prevalecía en la zona.
Acciones. La intensificación de la vigilancia en las orillas del río Bravo, tanto por parte de las autoridades mexicanas como de las estadounidenses, ha sido un factor clave para mantener esta reducción en los cruces. El enfoque conjunto de estas medidas tiene como objetivo continuar disminuyendo los cruces irregulares, que ahora son menos frecuentes tanto en las calles como en las riberas del río Bravo, demostrando así el impacto de estas acciones coordinadas.
La colaboración efectiva entre las autoridades de ambos países es esencial para garantizar la seguridad y el bienestar de todas las personas involucradas en el fenómeno migratorio.
Se espera que estas acciones sean sostenibles a largo plazo y que contribuyan significativamente a abordar los desafíos migratorios de manera justa y humanitaria en la región de Piedras Negras y Eagle Pass, sirviendo como ejemplo de una cooperación bilateral eficaz, de igual manera se busca que estas acciones continúen de igual forma en conformidad a las situaciones migratorias actuales en las que se trabaja de forma conjunta en autoridades de los tres niveles de gobiernos.