La actriz sorprendió al cineasta, quien sostenía un romance con la hija adoptiva de ella
Cuando Mia Farrow conoció a Woody Allen no pudo evitar sentirse fascinada por la forma tan distinta en que el cineasta se comportaba con ella, nada parecida al modo en que había llevado sus relaciones amorosas del pasado, con Frank Sinatra y el músico André Previn, por lo que se esmeró en entenderlo y, hasta cierto punto, complacerlo, sin imaginarse que la presencia del directos en su vida le produciría uno de sus mayores dolores.
La actriz de "Roses Mary´s Baby" conoció al cineasta en 1979, luego de que un amigo en común, el actor Michael Caine, los presentase cuando se encontraron casualmente en Elaine's, un restaurante ubicado en Nueva York, la ciudad donde ambos residían en esa época. Después de conversar un poco, se percataron que había mucho de parecido entre ellos, por lo que Allen le pidió su número de teléfono a Mia, quien esperó impaciente a su próximo encuentro.
Después de las primeras citas, como relata Mia en su autobiografía "Memorias: hojas vivas", sus casas se ubicaban en lados opuestos de la ciudad y, las ventanas de sus habitaciones, se encontraban frente a frente por kilómetros de distancia, por lo que cuando volvían a casa, o no podían verse, esperaban a que se hiciera de noche para encender y pagar las luces constantemente como una muestra de afecto.
Y aunque, desde el inicio de su relación -que se prolongó por los próximos 12 años-, el director de "Annie Hall" presentó comportamientos y costumbres obsesivas, como asistir con su psiquiatra todos los días, o prohibirle a la actriz acercarse al cajón de ropa que tenía designado para Diane Keaton, con quien tuvo una relación antes que con Mia, no fue hasta pasados los años que Farrow descubrió hasta dónde era capaz de llegar.
El comportamiento de Woody, indiferente y distante, que lo caracterizaba se transformó cuando Mía, aún sin el apoyo del actor, adoptó a Dylan, su octava hija, pues antes Farrow ya había dado a luz a los gemelos Matthew y Sascha y a Fletcher, posteriormente adoptó a Lark Song, Summer "Daisy" Song, Soon-Yi y Moses.
Pero, tras conocer a la pequeña, como el mismo ha reconocido en su autobiografía "A propósito de nada", sintió gran fascinación por su dulzura y una necesidad innata de cuidarla, por lo que al poco tiempo decidió adoptarla junto con Mia.
Sin embargo, pasados los años, cuando Dylan aún era una pequeña niña, la actriz reportó que el actor produjo tocamientos a la pequeña, luego de una de las personas que trabajaba con ella en su casa de campo notara comportamientos extraños del cineasta.
Pero, a pesar de las advertencias, la actriz permaneció crédula y no fue sino hasta tiempo más tarde, cuando descubrió unas fotografías de Soon-Yi, su hija adolescente, sin ropa, tomadas por el cineasta, en la oficina del mismo, que advirtió que era un hombre en el que no se podía fiar y del que tenía que acusar públicamente por el abuso sexual que estaba cometiendo con sus hijas.
Sin embargo, Allen negó todo, junto a Soon-Yi, que desacreditó a su madre, asegurando que la relación que sostenía con el director era deliberada.
A partir de ahí, la relación entre Soon-Yi y Mia se fracturó; la joven se mudó con Allen y, tras 31 años de los hechos, siguen juntos, están casados, y tiene dos hijas; Brechet y Manzie Tio Allen, de 25 y 23 años, respectivamente.
En el caso de Dylan, reiteró las acusaciones que un día impulsó su madre, en el documental "Allen vs Farrow", en diferentes entrevistas y a través del movimiento #MeToo, impulsado por su hermano menor Rowan Farrow.
"¿Por qué no debería querer desacreditarlo?, ¿por qué no debería estar enojada?, ¿por qué no debería estar herida?, ¿por qué no debería sentir algún tipo de indignación, después de todos estos años de ser ignorada y no creída y arrojada a un lado?", expresó.