Al tener cerca a sus seres queridos en el Centro Penitenciario, sus familiares pueden estar al pendiente de ellos y visitarlos sin gastar mucho.
Para nadie ha sido más trascendental la reapertura del penal, hoy llamado Centro Penitenciario de Monclova, que para las familias de los internos, quienes tenían que trasladarse hasta Saltillo o Torreón para poder verlos, lo que implicaba reunir durante los días dinero para el pasaje, gestionar ante las autoridades la puesta de un autobús o, de plano, ir de “raid”, pues había que aprovechar los días reglamentarios de visita.
Hoy 150 familias pueden estar cerca y al pendiente de su ser querido al estar internados en el Centro Penitenciario de Monclova desde el pasado 20 de diciembre, cuando 117 reos del penal de Saltillo y 33 de Piedras Negras, originarios de Monclova, fueron trasladados por su voluntad.
Penurias. Con un pasaje de 15 pesos en el transporte urbano, los familiares de los internos pueden llegar al penal y evitarán el gasto de viajar por un monto de entre 300 a 500 pesos del transporte y taxi, además de invertir tiempo. Acostumbradas las familias a que los viernes era el día de visita en los Ceresos, se observó que algunos acudieron al Centro Penitenciario, donde les informaron que aún no tienen la programación de visitas a los internos, pero el próximo domingo, de fin de año, se les permitirá entrar a verlos como cualquier visita, a partir de las 8:00 horas.
Posteriormente, les informarán los días de visita y cuáles les corresponderán, pero será hasta el próximo año cuando hagan el acomodo de los días.
Las instalaciones del penal de Monclova cuentan con una capacidad para mil reos y tiene áreas diversas para hombres, mujeres, de alta peligrosidad, de internos, enfermos y talleres, pero, de momento, sólo están operando varios módulos para hombres y un número menor, ya que actualmente son 150 y se esperaría el traslado de más, sin embargo, las autoridades de la Secretaría de Seguridad Pública no lo han anunciado.
Laura Velázquez Muñoz, madre de un exinterno, recordó que varias veces tuvo que irse de “raid” a ver a su hijo al Cereso de Saltillo, posteriormente lo cambiaron a Torreón y también iba y no le importaba salir a la carretera para pedir aventón, pues muchas veces, no contaba con dinero para trasladarse.
El gobierno estatal proporcionaba autobuses gratuitos para que llevaran a los familiares a los penales, pero no siempre había y, entonces, tenían que ir a la central de autobuses a comprar sus boletos o quien no tuviera a pedir “raid”.
Velázquez fue una de las gestoras incansables para que se otorgaran las facilidades a los familiares de los internos con el fin de que pudieran ir a verlos, como comentó “Fue mucho ayudar y andar sufriendo aquí y en Torreón, porque los trasladaron y hasta hace como cuatro años que yo ya no pude seguir, aparte que mi muchacho ya salió”.
Aunque dejó atrás ese peregrinar, Velázquez Muñoz, no olvida las penurias que pasan los familiares de los reos para ir a visitarlos y el trato de los custodios, quienes los ven como “microbio” y no tienen comprensión para el sufrimiento que representa vivir esas condiciones. “La sufrimos bastante, porque lleva uno a cuestas todo lo que ellos sienten y nosotros, y maltrato; ahora son los de nosotros, pero nadie está exento de llegar a la cárcel o tener un familiar en la cárcel, pero ellos no entienden que todos somos humanos”. Reflexionó en que el penal no es malo, pues es una institución, sino los empleados que ejercen la autoridad son quienes humillan y maltratan a los familiares por el hecho de que tienen un reo ahí.
Dijo que espera que la operación del nuevo centro de rehabilitación tenga personal más humano y profesional para dar un trato digno a los internos como a las familias de ellos que acuden a verlos.