"Apoyaré hasta que se me acaben las fuerzas".
Una actividad muy importante y noble es la que realizan los integrantes del escuadrón vial, que en muchas ocasiones son adultos mayores que invierten su tiempo para apoyar en las escuelas y de esta manera, de forma indirecta, contribuir a la educación de los niños y niñas. Norma Martínez ofrece este servicio en la escuela Coahuila de Zaragoza, en la colonia Ácoros, desde hace 16 años, y comparte su experiencia durante todo este tiempo.
¿En qué consiste la labor que ustedes realizan?
"Nuestra labor es muy básica, pero se puede decir que es importante para la educación de los niños que acuden a las escuelas. Nos dedicamos a apoyar en la vialidad, ayudando a los niños a cruzar tanto en la entrada como en la salida. En lo que a mí respecta, me desempeño en la escuela Coahuila de Zaragoza en el turno matutino, que se encuentra en la colonia Ácoros. Hay ocasiones en las que algunos padres no respetan las normas de tránsito o, incluso, nos enfrentamos a conductores agresivos, pero estoy aquí para apoyar. La labor que realizamos es completamente voluntaria, y llevo 16 años siendo parte de este departamento".
¿Cómo inició en las labores del escuadrón vial y de qué manera se unió?
"Cuando ingresé al escuadrón vial, no teníamos mucho apoyo. Ingresé porque mis hijos estaban en la escuela, comencé como voluntaria y, con el tiempo, empezaron a darnos 100 pesos en bonos que cobrábamos en Seguridad Pública. Después, nos subieron a 300 pesos con una despensa que autorizó Fernando Purón. Luego, solo nos dieron los 300 pesos. Durante la pandemia, continuaron pagándonos los 300 pesos, y en la actual administración, aunque no aumentaron significativamente el apoyo, estamos agradecidos con la Alcaldesa por la ayuda.
A mí me gusta mucho este trabajo; el estar en la escuela cruzando a los niños me proporciona muchas satisfacciones. Cuando me siento mal de salud, voy a la escuela, y estar con los niños hace que se me quite cualquier malestar. Cuando tengo que acudir a citas médicas, los niños me extrañan, me preguntan por qué no vine, y eso es muy grato. Saber que estoy sembrando una buena imagen en sus vidas que les pueda ayudar cuando sean adultos es reconfortante.
Realizamos acciones para ayudar a los demás, sin importar las inclemencias del clima, ya sea con los intensos calores, los fríos severos o las temporadas de lluvias. Todo eso no es nada con tal de brindar ayuda en las escuelas y aportar un poco de nosotros en la educación de la niñez".
¿Se ha encontrado con niños con los que inició en esta labor?
"Sí, me los he encontrado. Se acercan a saludarme, me dicen señora, preguntan cómo estoy y recuerdan que los cruzaba en la escuela. Los miro y los recuerdo; algunos tienen buenos empleos, son profesionistas y trabajan en áreas importantes de diversas empresas de la ciudad. Es un orgullo para mí verlos convertidos en hombres y mujeres de bien. Saber que de manera indirecta contribuimos a que fueran buenas personas al brindarles atención al cruzar. Algunos padres reconocen la labor que realizamos, otros desafortunadamente no lo hacen. Incluso, algunos nos critican cuando les decimos que reduzcan la velocidad o respeten las normas de tránsito. La mayoría de los padres de familia de la escuela Coahuila de Zaragoza ya me conocen".
¿Cómo llevan a cabo esta acción?
"Es una de nuestras acciones. Concientizamos a los automovilistas para que respeten las zonas escolares, ya que atraviesan muchas niñas. En ocasiones, algunos se molestan con nosotros, nos dicen que por qué deberían hacernos caso si ni siquiera somos tránsito. Sin embargo, desde el momento en que traemos nuestro chaleco, nos identificamos como parte del escuadrón vial. Próximamente, nos darán un gafete para presentarnos de una manera más formal y reconocible".