Casi una tercera parte de los adultos en el mundo afirman que a veces tienen problemas para conciliar el sueño o permanecer dormidos. Si eres uno de ellos, es posible que hayas probado medicamentos para dormir a fin de encontrar una tranquilidad temporal.
Hay una categoría cada vez más grande de pastillas de prescripción, como el suvorexant (Belsomra) y el ramelteon (Rozerem), aprobadas específicamente para dormir. Los médicos también pueden recetar fármacos como el antidepresivo mirtazepina (Remeron) de uso no aprobado para el insomnio. Y los antihistamínicos de venta libre, como la difenhidramina (Benadryl) o la doxilamina (Unisom), también pueden funcionar como sedantes.
“En verdad estamos en la edad de oro” de los fármacos contra el insomnio, señaló David Neubauer, especialista del sueño en el Hospital Johns Hopkins. Los médicos pueden sugerir distintos tratamientos según el tipo de problema del sueño que tengas: si tu mente va a mil por hora o si te despiertas varias veces a la mitad de la noche.
Sin embargo, todos los somníferos acarrean riesgos, como la somnolencia diurna y algunos incluso son adictivos. Por eso, los expertos recomiendan limitar su uso.
“El uso ideal para estos medicamentos es tan solo el necesario, así que yo diría que unas dos o tres veces a la semana, limitados a un corto periodo”, opinó Alcibiades Rodriguez, experto en medicina del sueño en el Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York.
¿Cuándo deberías tomar pastillas para dormir?
Hay situaciones en las que el uso juicioso de somníferos puede ser útil, como durante un episodio de insomnio de dos o tres semanas a causa de un acontecimiento específico. Un médico también puede recomendar pastillas para dormir como último recurso si no se ha conseguido un sueño reparador después de probar con cambios en el estilo de vida, como no ver pantallas por la noche, y tácticas de terapia cognitivo-conductual diseñadas en específico para dormir.
Antes de empezar a tomar pastillas para dormir, siempre debes consultar a un profesional de la salud para planear cuánto tiempo vas a tomarlas. Si sigues necesitándolas después de un mes, habla con un médico para determinar si otro tratamiento o medicamento funcionaría mejor o para ver si tienes algún padecimiento que contribuya a que duermas mal y que no pueda tratarse con ningún somnífero.
Según Neubauer, la causa de tu insomnio determinará qué te funcionará. El Rozerem funciona estimulando el receptor cerebral de la melatonina para ayudarte a mantener un ciclo de sueño normal. Si tienes problemas para conciliar el sueño, a veces los médicos recetan unos fármacos llamados benzodiacepinas, las cuales pueden reducir la ansiedad y provocar aletargamiento. Entre ellos están el alprazolam (Xanax) y el clonazepam (Klonopin).
También existen fármacos que no son benzodiacepinas, como el zolpidem (Ambien) y la eszopiclona (Lunesta), que pueden producir efectos similares.
¿Qué tan malo es tomar pastillas para dormir todas las noches?
No se ha estudiado bien el efecto de los antihistamínicos de venta libre sobre el sueño y la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño recomienda evitar su uso para tratar el insomnio. Muchos pueden permanecer en tu sistema y provocar somnolencia y caídas durante el día. Su uso a largo plazo puede acarrear riesgos de problemas de memoria, confusión y estreñimiento, los cuales pueden ser más acentuados en adultos mayores. Algunos estudios han sugerido que el uso prolongado de antihistamínicos está asociado con un mayor riesgo de demencia, aunque el vínculo no es definitivo.
Aunque no se consideran pastillas para dormir, muchas personas también toman suplementos para combatir el insomnio, como la hormona melatonina. Según los expertos, es importante considerar que muchos suplementos no han sido sometidos a pruebas rigurosas de eficacia y pueden no contener la cantidad de melatonina indicada en sus etiquetas; o no tener nada.
Las pastillas para dormir recetadas tienen sus propios efectos secundarios, desde mareos y dolores de cabeza hasta problemas gastrointestinales. Tampoco debes mezclarlas con determinados fármacos y sustancias, como el alcohol, los opiáceos y los antidepresivos. Hacerlo puede deprimir todavía más el sistema nervioso central y ralentizar la respiración, lo cual puede ser peligroso, explicó Neubauer. Además, los somníferos recetados pueden provocar sonambulismo o alterar mucho la manera de conducir.