— AGENCIAS 13/12/2023
Antes de la llegada de los españoles al territorio que hoy comprende México, los aztecas solían adorar a la diosa Tonantzin, cuyo nombre viene del náhuatl y se traduce como “nuestra madre”.
Cabe señalar que también identificaron a esta deidad femenina con otros nombres: Omecíhuatl: Diosa primordial y creadora del universo; Toci: Diosa de la salud; Cihuacóatl: Diosa de la vida y la muerte; y Coatlicue: Diosa de la fertilidad. No obstante, el nombre de Tonantzin fue el más puntual de ellos.
DE TONANTZIN A LA VIRGEN DE GUADALUPE
Para poder evangelizar a los indígenas, era fundamental para los españoles la presencia de una figura religiosa católica en un lugar donde se veneraba a una de las deidades más importantes de Mesoamérica.
Tonantzin tenía su sitio de adoración en el cerro del Tepeyac, pero el templo fue destruido en el siglo XVI y en su lugar se construyó una ermita con la imagen de la Virgen.
Según el “Nican Mopohua”, texto náhuatl escrito por el fraile Antonio Valeriano donde se narran las apariciones marianas, la Virgen se presentó ante Juan Diego en 1531 en el cerro del Tepeyac.
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